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CONF, IJI,-DOTES CIENTÍFICAS Y CULTURALES S3 y las demás dependencias de ia casa para ver si todo . está en orden, bien conservado... Ver si la huerta está bien cultivada, las haciendas atendidas. La conservación de los edificios, la limpieza de la casa, la higiene... y aun la decoración sencilla y conve– niente a nuestra pobreza seráfica exigen los cuidados del Superior. Tantas veces sucede que, por no remediar a tiempo una gotera u otra cosa de poco gasto, tienen después que gastar doble o triple... Nuestros Superiores deben saber las cautelas con las cuales se debe manejar dinero; los permisos que son ne– cesarios, según derecho, para hacer gastos que sobrepasen las cantidades señaladas; estar al corriente de cuándo caducan las dispensas, los privilegios, etc., para reno– varlos... El Superior no debe ser egoísta, avaro o tacaño; pero tampoco gastar inútilmente, haciendo cambios capricho– sos o adquiriendo objetos inservibles... Es necesario estar muy atentos para no contraer deU,– das, que después no se puedan pagar a su debido tiempo, o que se pagan con sacrificios enormes, privando a los religiosos de las cosas necesarias para lá. vida. La competencia administrativa y el despacho inteli– gente de los negocios económicos conservará el orden en la Comunidad, ganará la confianza y simpatía de los re– ligiosos y evitará muchas quejas y descontentos que proceden de la cocina, del refectorio, del estómago... , en una palabra: del malestar económico de la Comunidad o del descuido del Superior. En el Congreso de Religiosos del 1950 se trató larga-

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