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242 GUÍA DE SUPERIORES tica, y la Mística, y la Espiritualidad misionera, sino la Teología vivida, sentida, practicada? ¿Para qué los Pon– tífices recomiendan las Misiones, las Obras Pontificias, las vocaciones misioneras, las plegarias y los sacrificios por las Misiones? ¿No ha considerado usted los millones de hombres que están todavía fuera de la Iglesia? ¿No nos dice Jesús que la mies es mucha y los operarios po– cos, y que roguemos al dueño de la mies para que envíe más obreros a su viña? ¿No ha leído usted en los He– chos Apostólicos el sueño de San Pablo cuando le cla– maba el Macedonio: Transiens in Macedoniam, adjuva nos? (55). Usted debe instruirse en las Misiones, no ser tan lige– ro en hablar, y persuadirse de que esta hora en que vivi– mos es la hora de extender rápidamente el reino de Dios; es la hora de trabajar y orar por el mundo infiel. Este es un deber que nos incumbe a todos y particular– mente a los Religiosos: Orar y trabajar incesantemente por el triunfo del reino de Cristo en el mundo católico, herético e infiel. Es necesario que los Religiosos, por su vida de piedad y de perfección, sobresalgan en este espíritu evangélico, apostólico, y que brille en ellos la conciencia misionera, que sean apóstoles en realidad y verdad. 4. RELIGIOSOS, SED APÓSTOLES Obsecro itaque vos ... ut digne ambuletis vocatione, qua vocati estis (56) . Cada uno siga la vocación a la cual ha sido llamado y trabaje por conseguir sus fines. Cada (55) Act., XVI, 9. (56) Eph., IV, l.

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