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CONF. XV.-DE LA ESPIRITUALIDAD MISIONERA 241 3. 0 La dirección de confesores y padres espirituales de almas o de Comunidades, que sean verdaderamente evangélicos y conscientes de su misión sacerdotal, podrá tener también gran influjo en la formación de la con– ciencia misionera. Esta misma espiritualidad misionera, a su vez, influi– rá también en la perseverancia y en el fervor de la vida religiosa. Para vencer las dificultades que se presentan en los estados de perfección es necesario tener un ideal seguro, fuerte, avasallador; y difícilmente se encontrará otro más poderoso y eficaz que el que se contiene en la espiritualidad misionera. Me he encontrado en mi vida religiosa con confesores y directores de almas, predicadores, etc., que, con poca reflexión y menos razón, me han dicho: "Las cosas de Misiones son muy a propósito para almas románticas o extravagantes, desconocedoras del mundo y de los hom– bres. Las Misiones son como algo de descarte, de turismo y pasatiempo. Para no estar ociosos o quitar el mal hu– mor, se leen aventuras y episodios edificantes, tal vez actos de heroísmo... Son cosas propias para niños y jó– venes; para las personas serias, graves, de elevación y contemplación mística no se adaptan esas pequeñeces infantiles." Caro amigo, dispénseme, pero, como sacer– dote y Religioso, le digo sinceramente que el niño, el ignorante o el hombre de pasatiempo es precisamente usted. Ex ore tuo te judico ... Dígame usted: ¿Por qué se encarnó Jesucristo? ¿Por qué y por quién murió en la Cruz? ¿Por qué predicó el Evangelio y nos dejó la doctrina sublime del Nuevo Tes– tamento? ¿Por qué fundó su Iglesia católica, apostólica, romana? Esas son cosas de Teología. Y ¿qué es la Ascé- 16

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