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240 GUÍA DE SUPERIORES llar los amores a Jesucristo, a la Iglesia y a las almas, de que antes hemos hablado. El Religioso que no sigue por estos cauces, ni se impregna de estas doctrinas, ni tiende a realizar estas obras, será lo que quiera que sea, pero nunca llegará a subir a la gloria del Bernini. La vida del. espfritu es toda vida de verdad, y una de las cosas peores que puede suceder en ella es el engaño o la ilusión. La obra de la santificación no es solamente obra de Dios, sino de Dios en nosotros y con nosotros. Y la mejor manera de saber si Dios obra en nosotros y nosotros C071, El, es seguirle; porque nos dice el Maestro: Yo soy el camino, la verdad y la vida (53). Ninguno viene al Padre sino por Mí (54). Se sigue a Cristo y se va al Padre cami– nando, progresando según las directrices de la Iglesia, según el espíritu que anima y vivifica a la verdadera Sponsa Christi, que es la Iglesia, una y universal, santa y santificadora, infalible y vivificante. Hay muchas corrientes espiritualistas acerca de la perfección cristiana y religiosa; de la Ascética y de la Mística; de los grados de contemplación adquirida e in– fusa. Sea cual fuere la escuela que se siga, nunca debe faltar en ella ese matiz, esa tonalidad, esa tendencia, esa espiritualidad misionera que fluye necesariamente del Evangelio, del amor de Dios y del prójimo y de todo estado religioso, que tiende a la perfección de la vida cristiana. 2.° Contribuyen a formar esta conciencia misionera las lecturas, el estudio, las exhortaciones, conferencias y predicaciones sobre asuntos o problemas misionales. (53) Joann., Xl 'V, 6. (54) Ibid.

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