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CONF. XV.-DE LA ESPIRITUALIDAD MISIONERA 239 Dios, de la contemplación trinitaria, de las víctimas in– moladas en los altares del cotidiano Sacrificio descende– rán luces de redención y de vida; torrentes de gracia y de amor para que todos los hombres cognoscant te, solum verum Dcum et quem rnissisti, Jesum Christum (52). 3. Por la formación de una conciencia misionera. Para poseer una espiritualidad misionera es necesario tener una conciencia misionera, que debe formarse y des– arrollarse simultáneamente con la vida religiosa del pro– pio Instituto. Para esto se pueden usar muchos medios. Indicamos algunos: · 1. 0 Jgnoti nulla cupido. Lo que no se conoce no se ama. El amor crece a medida que crece la estima del va– lor de la cosa. Ahora bien; a la juventud religiosa se la debe instruir y formar en la espiritualidad general del estado de perfección, en la espiritualidad específica y par– ticular del propio Instituto, según su legislación e his– toria, y en la espiritualidad misionera, por medio de una educación apostólica. Educar a la juventud apostólica– mente, es decir, según los ideales del Evangelio y de Cris– to Redentor; demostrando cómo debemos continuar la misión de Cristo hasta el fin de los tiempos; presentando con claridad los importantísimos problemas misioneros de la Iglesia, cuyas enseñanzas debemos conocer. Los Religiosos debemos sentire cum Ecclesia, vivere cum Ecclesia, laborare cum Ecclesia et per Ecclesiam. Seguir las corrientes de espiritualidad y apostolado de la Iglesia manifestadas por las directrices de los Sumos Pontífices. En el ascetismo verdadero de todo Instituto deben bri- (52) Joann., XVII, 3.

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