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238 GUÍA DE SUPERIORES En los Institutos Religiosos suelen practicarse tam– bién muchas obras de piedad sancionadas por las leyes o por la competente autoridad, a las cuales se les puede imprimir también una orientación misionera; v. gr.: el Via-Crucis, el Rosario Mariano ( 48) , la Hora Santa misio– nal, el Retiro mensual misional, Navenas, Octavarios, Triduos, Días misionales (49). En todas nuestras oraciones y obras de piedad pode– mos reservar un rinconcito para pedir por las misiones, los misioneros, los neófitos, los catecúmenos, los herejes, los cismáticos, los paganos; por la extensión y triunfo del reino de Cristo en todo el mundo. Es un misterio que no se considera suficientemente, dice el Papa Pío XII, que la salvación de muchos depende de las oraciones y volun– tarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo Mís– tico (50). Al fin de la Evangelii Praecones el Sumo Pontífice hace un llamamiento a todo el mundo católico para que todos los fieles perseveren en el propósito de sostener. las Misiones, multipliquen sus iniciativas en favor de éstas, eleven incesantemente a Dios fervorosas plega– rias, presten ayuda a cuantos son llamados al apostolado misionero, procurándoles los medios necesarios según sus posibilidades (51). El espíritu misionero en las almas consagradas a Dios, comprendido y practicado según el Evangelio, ali– mentará viva la llama del fervor religioso y dará impul– sos para las nuevas ascensiones del espíritu hasta la más íntima unión con Dios. De las alturas de la unión con (48) Véase ENRI~rE PELACH, Rf'/sario Misionero, Madrid, 1925. (49) RAMÓN GAVINA, S. J., Devocionario Misional, Bilbao, 1942. (50) EncicL Corp. Myst. Christi. 29 de junio de 1943. (51) Cfr. AAS.

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