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CONF. XV.-DB LA ESPIRITUALIDAD MISIONERA 231 la perfección que yo pudiese, y procurar que estas po– quitas que están aquí hiciesen lo mismo... " (29). Santa Teresita del Niño .Jesús, modelo de religiosa contemplativa, penetrada de una espiritualidad misione– ra extraordinaria, escribe: "He venido al Carmelo para salvar las almas y rogar por los sacerdotes" (30). El P. Maximi.liano Kolbe, O. :B.,. M. Conv., el "caballero de la Inmaculada", apóstol de nuestros tiempos, escribe en su Reglamento de vída: "Por la gloria de Dios debo salvarme a mí mismo y todas las almas presentes y fu– turas" (31). Semejantes expresiones encontramos con frecuencia en la Hagiografía católica; porque los Santos, cuanto más amaban a Dios, más se interesaban por las almas re– dimidas por su Sangre. Apreciaban el valor inmenso del alma, la trascendencia de la eternidad feliz o desgra– ciada. Todos los que hemos sido favorecidos por Dios con la vocación religiosa tenemos la responsabilidad de cui– dar por el bien de nuestros hermanos más necesitados de los bienes espirituales y de los medios de salvación, haciendo dulce violencia a Dios con nuestras oraciones y sacrificios, a fin de que haga descender sobre los paga– nos luces de redención y de vida. Nuestra plegaria, nues– tra jaculatoria, nuestra petición habitual sea la de mu– chos servidores de Dios que exclamaban con gemidos inenarrables: Domine, da mihi animas. (W) Camino de Perfecci6n, can. I, p. 360, Burgos, 1922. (30) S. TERESA DEL BAMBINO GEsu, Storia di un anima, eap. VIII, p. 128, Torino-Milano, 1012. (31) Cfr. A. R1cctARDI, L'eroe di Oswiecim P. Massimiliano Kolbe, p. 58, Roma, 1947.

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