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CONF, XV,-DB LA BSPIRITUALJDAD MISJONBRA 227 los defensores de su reino, los conquistadores y vence– dores de todos sus enemigos. A las almas religiosas, es– posas de Cristo, toca llevar su mensaje a las masas hu– manas que no conocen su doctrina; atraer a su redil y gobierno a las ovejas que viven todavía fuera de él. Las almas contemplativas, que han celebrado o es– peran celebrar sus místicos desposorios con el Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, están más obligadas a celar su honor y su gloria. Religiosos fervorosos, corazones agradecidos a los be– neficios de la vocación, ¿no deseáis fa dilatación del reino de amor de Jesús? ¿No tenéis interés en que Jesucristo Redentor venga, reine e impere sobre todas las naciones? ¿No queréis que nuestro Amado sea conocido, amado y adorado por todos los hombres? e) B1'illar en el amor a la Iglesia. Jesucristo vino a salvar el mundo por medio de la Iglesia, depositaria de su doctrina y de sus gracias. Su misión es salvar y santificar a todos los hombres, a todas las naciones y a todas las razas. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, que debe crecer y extenderse por toda la tierra. "Signo distintivo de la Iglesia Católica... es la univer– salidad de la fe y del amor, por encima de todos los campos de batalla y de todas las fronteras de los Esta– dos, de todos los continentes y de todos los océanos... su objetivo final es... hacer coincidir los confines del reino de Dios con los del mundo" (16). · E~rta universalidad resulta de la identificación de la Iglesia con Cristo, Jefe y Cabeza de su Cuerpo Mís– tico. Del mismo modo que el Hijo de Dios asumió una (16) AA. S, 1944, 36, p. 207.

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