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CONF, XV,-DB LA ESPIRrrtJALIDAD MISIONERA 22$ todos los hombres su reino, para que toda la tierra le adore como único Dios verdadero. Como hijos del bondadoso Padre celestial, debemos sentir que en el mundo haya todavía tantos millones de hombres fuera del catolicismo, tantos ateos prácticos sin Dios y sin religión; tantas regiones herméticamente cerradas al Evangelio, como el Tíbet, el Népal, el Bhután, el Sikkim, el Afganistán, ~a Arabia, la Mongolia, el Tur– kestán, sin contar otras regiones donde los misioneros están excluidos o perseguidos. El alma consagrada a Dios, enamorada de Dios, ce– losa de la gloria de Dios, saliendo de su egoísmo espi– ritual y echando una mirada por el mundo, no puede menos de exclamar con el Serafín de Asís: ¡El Amor no es amado!... , ¡el Amor no es amado!... El Religioso que de ningún modo se preocupase de este importante número de hombres que no adoran al verdadero Dios, manifiesta poco interés y poco celo por la gloria de Dios. No se da verdadero ascetismo sin apostolado, como tampoco apostolado eficaz sin ascetismo. El místico, cuan– to más elevado, más enamorado y más proselitista..En una palabra: es imposible amar a Dios con todas las fuerzas y no ser apóstol. b) Brillar en el amor a Jesucristo, Redentor. Jesu– cristo es el Enviado del Padre para redimir al mundo, es el Mediador entre Dios y los hombres, es el Verbo Encarnado Heno de .gracia y de verdad; es el Nuevo Adán, principio y origen de la nueva vida; es el Sacer– dote y la Víctima que se ofrece en el ara de la Cruz para expiar los pecados de la humanidad; es el gran Misionero de la humanidad que viene a cancelar la culpa, a comunicar la vida sobrenatural, a enseñar el camino 1.5
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