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222 GUÍA DE SUPERIORES el Divino Maestro dijo a sus discípulos: Sed perfectos, como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos (4). Indudablemente que estas palabras se pueden aplicar a todos los fieles que deben aspirar a la perfección de la vida cristiana en cualquier estado en que se en– cuentren. Pero además de esta perfección común hay otra es– pecial, propia del estado religioso, que consiste en la observancia de los consejos evangélicos y el cumpli– miento de las obligaciones que impone la profesión re– ligiosa en un Instituto determinado. Dios elige a los que quiere y los coloca en el jardín ameno de la Re– ligión para que den frutos de santidad. Ego elegi vos, et posui vos, ut eatis, et fructurn afferatis (5). A esta porción escogida por Dios en el seno de su Iglesia para destinos tan elevados y nobles, se le pueden aplicar las palabras de San Pedro: Vos mitem genus electum, re– gale sacerdotium, gens sancta, populus acquisitionis: Ut virtutes annuntietis ejus, qui de tenebris vos vocavit in admirabile lumen suum (6). La vocación a la vida religiosa tiene un elemento común a todos los Institutos, que es ser imitadores de Cristo. Nam quos praescrivit, et praedestinavit confor– mes fieri imaginis Filii sui, 'Ut sit ipse primogenitus in multis fratribus (7). Seguir a Jesucristo, imitar a Jesu– crista creer en Jesucristo (8), revestirse de Jesucris– to (9). Durante su permanencia mortal en este mundo qui- (4) Matt., V, 48. (5) Joann., XV, 16. (6) I Petr., II, 9. (7) Rom., VIII, 29. (8) Eph., IV, 15. (9) Rom., XIII, 14.

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