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CONF. XIV.--DE LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA 215 unirse a Cristo, nuestro corazón debe transformarse en Serafín. 4. PROPAGACIÓN DEL ESPÍRITU FRANCISCANO Cuando uno ama una cosa y vive de su espíritu, na,. turalmente tiende a comunicarlo a los demás; el bien no es egoísta, sino esencialmente difusivo y comunicativo... Sí conocemos, si amamos, si practicamos el franciscanis– mo, lo comunicaremos a los hermanos con los cuales convivimos y a los que viven fuera de nuestras filas ... Comuniquemos este espíritu franciscano: a) Con las palabras. En nuestras conversaciones, nuestros recreos, exhortaciones, pláticas, sermones, en– señanzas... Que nuestras conversaciones, nuestra doctri– na, nuestros sermones, nuestras pláticas, nuestros mi– nisterios, respiren franciscanismo. Asuntos franciscanos, autoridades franciscanas, textos franciscanos, doctores franoiscanos ... b) Con la plurna. El arma del día es la prensa. Es una cátedra siempre abierta y duradera. Las pala– bras desaparecen, cuando se pronuncian; lo que se es,– cribe, permanece; es una predicación continuada para los presentes y los futuros... Escribir libros, obras, fo– lletos franciscanos... Revistas, artículos, propaganda franciscana... Autores y admiradores fuera de la Orden y aun fuera de la Iglesia estudian el franciscanismo, escriben sobre el franciscanismo ... ¿Con cuánto mayor motivo, nosotros que somos sus profesores, debemos ha– cerlo? A nosotros con preferencia nos pertenece dar a cono~
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