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208 GUÍA DB SUPERIORES tolado de la predicación, del confesonario, de la cátedra, de la pluma... Recorred esa letanía de santos y hombres ilustres, traed a la memoria los primeros compañeros del Seráfico Patriarca, los primeros mártires y misione– ros. Recordad a San Buenaventura, San Antonio, San Bernardino de Siena, San Juan Capistrano, San Jaime de la Marca, San José de Cupertino, San Pedro de Al– cántara, San Pedro Regalado, San Diego de Alcalá, San Pascual Baylón... Entre los Capuchinos, a San Félix de Cantalicio, San José de Leonisa, San Lorenzo de Brin– dis, San Fidel de Sigmaringa, San Conrado de Parzham, San Ignacio de Láconi... Beato Angel de Acrio, Beato Crispín de Viterbo, Beato Diego de Cádiz, Marcos de Aviano, José de Carabantes ... Beato Francisco Campo– rroso... Todos esos héroes han sabido interpretar, vivir y practicar el espíritu franciscano. Son los focos lumino– sos de la tradición verdadera, los que siguieron los idea– les de Francisco; ellos son las columnas que sostienen el edificio del franciscanismo con relación a la espirituali– dad; son la realización práctica del espíritu francis-. cano. Leer y estudiar las vidas de nuestros Santos y Bea– tos para estimularnos a: imitar sus ejemplos. Con el mis– mo Fundador, con la misma Regla, con la misma legis– lación, con el mismo hábito... se santificaron. Lo que ellos fueron, pod,emos y debemos ser. Fuente perenne de espiritualidad franciscana son para nosotros. ¿Por qué no bebemos de ellas? LOS DOCTORES. Por la doctrina de nuestros sabios y escritores podemos venir en conocimiento de nuestro es– píritu. Tenemos insignes filósofos, teólogos, místicos; es– tudi~moslos, leámoslos con asiduidad, y así conoceremos

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