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CONF. XIV.-DE LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA 199 de amor (18). Tomás de Celano lo describe ardiendo en amor divino. Con sólo oír nombrar la palabra amor de Dios se conmovía, se encendía, se inflamaba, como si al– guno hubiera pulsado las cuerdas más íntimas de su co– razón y las hubiera puesto en movimiento (19) . "¿ Quién podrá describir la ferviente caridad en que se abrasaba Francisco, el amigo del Esposo?-exclama San Buenaven~ tura-. Semejante a un carbón encendido, parecía com– pletamente absorbido por la llama del divino amor" (20). Toda la posteridad le ha dado el honroso título Seráfico Francisco, y a su obra, Orden Seráfica... 9.ª De este amor de Dios, a quien consideraba como Padre amoroso de toda la creación, procedía su amor fraterno. Amor fraterno para con sus hijos, a quienes amaba corno una madre ama a su hijo carnal (21); amor fraterno para con todos los hombres y todas las criaturas, aun irracionales e insensibles, porque todas son obras de un Padre común que está en los cielos... Ninguno, como Francisco, tuvo ese concepto de fraternidad universal. .. Ni tampoco el dominio sobre los seres todos de la crea– ción ... Amor a la naturaleza ... 10. De ese amor fraterno se originaban los deseos de paz universal. Paz y bien era su lema; la paz a todas las clases sociales, ia paz era su saludo, la paz recomienda, la paz canta el Cántico del Hermano Sol, la paz recomien– da en sus reglas I y III. 11. Alegría franciscana. Alegre por naturaleza, ale- (18) Tres Soc. n. 21. (19) ToMÁs DE CELANo, I, n. 82, p. 83. (20) S. BoNAVENTURA, Legenda S. Francisci, cap. IX, n. 1, t. VIII, p. 530. (21) Regla, cap. VI.

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