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CONF, XIV,-DE LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA 197 nidad de N. S. Jesucristo. Amante apasionado como nin– guno, fué el caballero de Cristo, se consagró al servicio de Cristo, fué el Heraldo del gran Rey; fué tan perfecto imitador, que aun en su crucifixión le imitó, llevando en su cuerpo impresas las llagas del Redentor y pudo con razón llamarse Alter Christus ... Como dice Celano, esta– ba penetrado de Jesucristo: Jesum in corde, Jesum in ore, Jesum in oculis, Jesum in manibus, Jesum in reliquis membris semper portabat (8). 5.ª Del amor a Jesucristo procedía su amor al Evan– gelio de Jesucristo. Consulta la voluntad del Señor en el Evangelio, promete abrazar la profesión de vida evangé– lica, volver el mundo al Evangelio, predicar el Evangelio a toda criatura. Dice en su Testamento: "El Señor me reveló que debía vivir según el santo Evangelio" (9). En su Regla: "La vida y Regla de los Frailes Menores es ésta: Observar el santo Evangelio de Nuestro Señor Je– sucristo... " (10). Firmemente hemos prometido observar el Santo Evangelio (11). El ideal de Francisco y su Or– den es vivir según el Evangelio, seguir la perfección evangélica, ser varones evangélicos. Todo el movimiento franciscano es un movimiento eminentemente evangéli– co... Franciscus evangelicus. 6.ª De la misma fuente procedía su amor a la Igle– sia, obra de Jesucristo. Prestó siempre reverencia a los clérigos, sacerdotes, obispos y Sede Apostólica. Sometió al Papa la aprobación de la Regla y le prometió obedien- (8) 'foMÁs DE CELANO, Legenda, I, p. 121, ed. EnuARD D'ALEN· QON. O. M. Cap., Romae, 1906. (9) Testamento. (10) Regla, cap. I. (11) Regla II, Opuse., Ed. LEMMENS, 63,74, Boehmer, 29,35.
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