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a volverse pesados como barí (pesados: no pueden volar). «No po– demos bajar porque hay karíma y nos comen. Tarikbímomó vemos que karíma enseña los dientes y, si bajamos, nos comen». «Los tarikbímomó vemos karíma y nos van a comer. Nos volve– ríamos pesados. Por eso no podemos bajar. Si bajamos nos comen. Karíma siempre van dos o tres caminando. Si bajamos, nos comen». Por eso cantan pidiendo tarikbá y dukdúra. Aparecieron entonces basunchimba y dijeron los tarikbímomó: «Si bajamos nos comen los karíma. No podemos bajar. Por eso anda– mos pidiendo guayucos, porque tenemos uno que no sirve para na– da». Se quedan arriba sin bajar y desde allí cantan. Son dos karí– ma, mujer y macho, que siempre van juntos. Tarikbímomó piensa que nosotros los barí somos pesados en las nalgas y no podemos correr y por eso no baja. Y también ve a los karíma. Por estas dos cosas no baja y se queda arriba pidiendo. Porque me muerden, Ta– rikbímomó les dice a basunchimba: «Yo siempre voy así a buscar "taichirokbá" -pepa~ para comer. Basunchimba trajo de esas pe– pas a las hijas de zamuro blanco. Su olor (de estos) era bueno. Los zamuros negros son niñas y huelen mal. Las hijas de zamuro blan– co huelen a bueno y comen «taichirokbá». Los zamuros negros hue– len mal. Son niñas, bajitas. Las hijas de los zamuros blancos son señoritas y huelen bien. Los basunchimba también se enamoraron de las hijas de los zamuros blancos y vivían con ellas, se juntaban. Alguien miraba por la puerta, cómo basunchimba estaban enamo– rados de las hijas de los zamuros blancos. Cuando subieron los barí, eran como las seis de la tarde. Se llevaron arco, lanza y flechas pa– ra arriba. Dijeron que iban a cazar al cielo y se subieron por el be– juco. El papá de zamuro blanco le dijo a barí: «Come este cochi– no», y el barí le dijo: «No, yo no como eso. Eso es un sapo, no es cochino. Yo como pavo, pajrií, tucán». El papá de zamuro blanco trajo sapo, culebra, ratas y se las ofreció a los barí. Barí dijeron: «No comemos eso. Comemos pavo, pajuí, tucán». Entonces, estuvieron dos días descansando y, al día si– guiente, fueron a cazar. Comieron en la mañanita y se fueron a cazar. Fueron con basunchimba y estos les dijeron: «Id a este sitio que hay mucha cacería». Barí no quiso ir, porque había mucha culebra. Cerca de casa había pavo, pajuí. Mataron muchos animales y lleva– ron a la casa de los zamuros blancos; había gallinitas, pavas, pajuí, tucán, Después de dejar toda la caza, les llevaron las hijas de za– muro al monte a enamorarlos, una vez que habían dejado la caza obtenida. Reunieron toda la caza recogida. La dejaron y entre to– dos lo arreglaron en casa para que lo preparasen, y se enamoraron de las hijas de los zamuros. Tenían montones de caza. Uno más gran– de y otro más pequeño. Y lo prepararon todo para comerlo. Lo echa– ron todo en una canasta grande las hijas de zamuro blanco y lo amarraron con bejuco, para que no cayera y lo llevaron. Llevaron muchas canastas de animales: pavos, etc. (Repite). También los barí llevaron para casa. 390

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