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niones y examinados sus mitos y su historia, podemos .acercamos con sentido más objetivo a señalar sus características psicosomáticas más sobresalientes y que más llaman la atención a los que contactan con ellos. Entre sus cualidades psicoculturales merecen destacarse: • Conciencia y alta estima de su propio grupo étnico, como pueblo diferente de los demás. De ahí arranca una especie de orgullo tribal sano, de superioridad, frente al resto de los grupos por ellos conoci– dos, incluidos los blancos, celoso de su cultura y de su independencia, pero sin racismo. El mito de sus orígenes, como veremos más tarde, lo confirma satisfactoriamente. El barí es un enamorado de lo suyo: su gente, su selva, sus tradiciones ... • Equilibrio psíquico, manifestado en un propio sistema orgánico de pensar, sentir y actuar en conformidad con este alto concepto que tienen de sí mismos. Creemos que esto puede explicar el gran sentido comunitario que manifiestan y la reacción violenta subsiguiente contra todo lo que signifique ingerencia en lo que consideran de la comunidad barí: territorio, costumbres, vidas de sus miembros ... Sus personas y sus bienes merecen el máximo ·respeto de los propios y de los extraños. • Animo de pronta vivacidad, reposado, sereno y ttanquilo; pací– fico con los suyos y no pendenciero 32 • 32. Su modo de pensar sobre el mundo y el hombre son primarios y sim– ples. Satisfechos de sí mismos y de sus tradiciones, exigen respeto a todo cuanto se relacione con ellos: su habitat, sus vidas... Precisamente es ésta una de las características que más sobresalen, como veremos luego, en sus mi– tos y en la que intentan basar su organización social de mutuo respeto y de no ingerencia con los otros pueblos que conocen. Este hecho no parece concordar con la mala prensa que el pueblo barí ha tenido entre los civilizados y con la leyenda negra formada en torno a la agresividad natural barí. Creemos que es preciso acudir a otras motivaciones ajenas a ello . para explicar su tradicional hostilidad y fiereza. El aprecio por todo lo suyo -por lo que consideran suyo desde antiguo-: sus tierras, per– sonas, tradiciones... podría aclarar de modo más correcto y aceptable ciertas actitudes agresivas, históricamente confirmadas, de este pueblo, coino legítima autodefensa. Refiriéndose a este sentido de respeto del ·fueblo barí, escribe con acierto A. de ALCÁCER: «En esto se echa de ver e alto, concepto que el motilón posee de la paz; de tal forma que la lucha contra el blanco es por estricta necesidad, para defenderse de ataques o para recuperar las posesiones perdidas en manos de los supuestos civilizados» (Los barí. .., 68). En esta mis– ma línea se mueve R. JAULIN (o. c., 294). Los barí no son naturalmente agre– sivos; más bien hay que calificarlos de personas que defienden su libertad, sus tierras, sus mujeres, sus hijos: lo que consideran suyo. Para todo lo referente 39
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