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de los truenos, para no dejarlos caer sobre casa. Nondaschíbarí de– fiende de los rayos para que no cojan a los barí. Y los empujan hacia otro lado. De las nubes bajaron a la tierra. Nondaschíba por un árbol «takbá» (bejuco grande). La luna lo cortó. Ellos -los ba– rí-• iban a enamorarse. Pero «chibáig» se lo cortó. Los barí queda– ron en las nubes. La luna no puede enamorar porque es muy fría. Los hombres se fueron a cazar pajuí y pava y la luna partía bejuco. Día y noche cortó los bejucos. Le avisaron a los barí que la luna estaba cortando bejucos. Unos se dieron cuenta y bajaron. Pero otros se quedaron. Antes, se fueron a cazar y otros le dijeron que la luna estaba partiendo bejuco. (Repite lo anterior). Había mucha cacería y los barí dijeron: «Vamos a cazar». Pero la luna siempre partiendo. La luna la enamoraron, pero no pudieron unirse a ella, porque tenía mucho frío. Si la luna hubiera tenido unión con barí, el bejuco estaría sin cortar. Los barí quisieron acercarse a ella, pe– ro no pudieron porque tenía mucho frío (era muy fría). La luna sonreía siempre pero no podía unirse con ellos. Los «tainbiribí» sí pudieron enamorarla. Los barí dijeron que la luna era muy fría, que no podían acercarse a ella. Los barí le di– jeron a la luna que no partiese bejucos, pero la luna no les hizo caso. Las hijas de zamuro blanco le dijeron a la luna que no par– tiera los bejucos. Los barí se casaron con tres de las hijas de za– muro blanco. Un barí durmió en chinchorro con las tres hijas de zamuro: una atrás, otra al lado y otra debajo. Cuando enamoró a la que estaba encima, enamoró a la de abajo y luego a la del la– do, uniéndose a las tres. Las hijas de zamuro blanco no se ponían bravas con barí. Estaban alegres. Apareció basunchimba y en esto dijeron: «Mira a las hijas de zamuro blanco». Y también se ena– moró de las hijas de zamuro blanco y también se unió a ellas. La cara de las hijas de zamuro estaban pintadas y esparcían el «kok– chikbá». Y a basunchimba le dijeron: «Mira. Así están pintadas en la cara las hijas de zamuro blanco». Los espíritus -«bosobokú»- eran muchos. Son personas. Entraron muchos espíritus y se durmieron en los chinchorros. Los espíritus se enamoraron también de las hi– jas de zamuro blanco. Los zamuros negros son niños y huelen a asco. Las hijas de za– muro blanco son señoritas, altas y huelen bueno. (Repite: Basun– chimba se habían enamorado de los hijas de zamuro blanco). Y los basunchimba embarazaron a las hijas de zamuro blanco. Las hijas de zamuro blanco huelen bueno. Nondaschíbarí defiende a barí de relámpagos. Cuando iban a caer, los mandan a otro sitio, lejos del bohío. Los tarikbímomó cuando cantan dicen: «Dénme tarikbá», porque no tienen tarikbá para vestir. «Tarikbá... ». Tienen guayuco pequeño que no sirve, y por eso cantan así: «Uí, uí, uí. Tak mi, mi bok bokboyú... ». Anda pidiendo también que le den «dukdúra» para vestirse. (Re– pite lo de que no tienen nada y por eso andan pidiendo para · ves– tirse). Ellos -tarikbímomó- no pueden bajar, porque tienen miedo 389
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