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y se vuelve nuestro espíritu pesado. Antes, se portaban los barí jó– venes bien y los viejos regularmente también. En los caminos se encuentran muchas mujeres en busca de esa fruta. Creo que va a sembrar donde se oculta el sol. Donde nace el sol tenían bastantes árboles frutales de esa clase. La gente basun– chimba donde se oculta el sol no se quedan allí, sino que se quedan donde sale el sol. Ahora parece ser que van a estar allí en donde se oculta el sol por haber más gente. Los dabaddó no están juntos con los barí basunchimba. Ellos se quedan más acá, donde nace el sol. En cambio nosotros estaremos más lejos de dabaddó y dabaddó se queda más cerca. De pequeño así escuché el mensaje-historia de los basunchimba. Y lo aprendí para transmitirlo a los otros barí. Cuando se muere barí, resucita el alma. En un palo atravesado se sienta desnudo basunchimba, pero, como es otro, no le habló para comunicar en la casa. He visto que un hermano estaba en el camino. Y sus familiares hablaron a ver quién era, el hermano o la madre. Más tarde su propia madre vino en busca de su hijo. Le comunicó a su hijo: «Hijo, has venido conmigo, ¡qué felices vamos a estar aquí! ». Se viste su mamá. El se puso guayuco y la mamá le dice: «Sigamos caminando hacia casa». Después murió una hija y la mamá la enterró con hoja de bijao; salió también al encuentro. Le dice: «Ahora sí te has portado muy mal en la tierra y por eso has venido hacia nosotros». Basunchimba le empujó a daviddú, para que se juntase con daviddú y muriese, para encontrarles allí en el cielo. Cada vez que uno moría, pasaba basunchimba, se agachaba mucho -no miraba- y entonces se lo comunicaba al otro basunchimba pa– ra que buscase a su hijo. El hijo le dice a su madre: «Ahora sí vino mi madre hacia mí. Antes estaba en la tierra». Le dice su mamá al hijo: «Hijo, te he pre– parado un puesto bien limpio y he aquí que estoy presente para lle– varte a tu casa». Ellos preparan para el espíritu de uno la casa: ba– rren, limpian... Desde allí se lo llevó a su casa. Hacia donde nace el sol. Si no es un familiar propio, su padre no acepta a ese espíritu. Como él lo dice para recibir su propio hijo o sus familiares. Allí conoció rápida– mente a su madre. Y, también, acompañado de su papá, el hijo con– versa con sus padres, en su casa. Allí hablaba de ellos. «¿ Cómo ha– cen?», le preguntaba el hijo. Sus padres, entonces, hablan con inte– rés a sus hijos. Luego, preparan la comida: cabures grandes, batata, ñame y otras clases de comidas, y así lo tienen preparado dondt> nace el sol para el espíritu. (Repite comidas). Después, lo mandaron a bañar. Ese personaje se puso a bañar en ese liquido en forma de miel de abeja. Luego, como si le hubiera quitado dolor de cabeza, fiebre, gripe, etc. Rápidamente se le quitó todo lo que tenía que su– frir en la tierra. 386

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