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Sabaseba había dicho que no echaría microbios y que, por eso, se enfermaría. Cuando se moría uno, le enterraban. Sabaseba dijo que la muerte vendría por daviddú. Como dijo Sabaseba. Si Sabaseba hubiese expulsado los microbios de daviddú, no se enfermaría. Si no hubiese daviddú, barí se moriría de viejo. (Repite viejecitos). Si no hubiese daviddú, llegaríamos todos a viejecitos y moriríamos así. Por eso morimos. Cuando agarra daviddú, se enferma y se muere. Da– viddú se ríe mucho. Mucho se reía. Daviddú se reía mucho. Daviddú se reía mucho. Así era. El era así. Se reía mucho. Como dijo Saba– seba: «Reirá mucho». Si no hubiese daviddú, no moriríamos, no mo– riríamos nunca. Cuando agarra daviddú, se muere uno. Cuando aga– rra daviddú, se muere uno. 3.4. CUARTO RELATO Original de Adolfo Akairagdóu Traáucción de Josefina Anbiá Daviddú mujer cogió a un hombre, lo montó para que se enamo– rara. Lo enamoró y muere. Daviddú comenz6 a mentirle: «Soy tu mujer»; siendo así que la mujer de barí estaba en casa. Daviddú abrió como una puerta en la tierra y se marchó, siguiendo caminan– do con el hombre al que iba a enamorar. Daviddú le cogió por el brazo y le dijo mintiendo: «Soy tu mujer». Pero la mujer de barí estaba en casa. Daviddú le dijo: «Enamórame». Lo enamoró y se mu– rió. Se murió y se marchó al cielo. Daviddú mujer se marchó y que– ría enamorar a otro hombre. Le mintió al hombre: «Yo soy tu mu– jer». La abrazó y se enamoró de él. Lo cogió y se murió. Se murió. Y se fue hacia el cielo. Cuando daviddú quiso, murió. Este quiso ena• morar a otra persona. Se quedó sólo el hombre hermano del que se les había muerto; estaba llorando por la muj"er que se le había muer– to. El hermano le dijo: «A ti también te cogerá daviddú». Pero él no quiso enamorar a daviddú mujer. El hermano -basunchimba- le dijo: «No te dejes engañar. Ese no es tu mujer. Es daviddú». El her– mano espíritu no le dejó enamorar a su hermano con daviddú. El hermano le dice: «No es tu mujer, sino que es daviddú mujer». El hermano pensó que le iba a enamorar, pero no le dejó. El barí al que quería enamorar daviddú le dijo al daviddú suyo: «Si eres mujer barí, recoge cabuya para hacer chinchorro». Pero daviddú mu. jer no quiso, porque no era mujer barí. Era daviddú que simulaba mujer barí. El hermano espíritu no le dejó enamorar de ella. Da– viddú mujer se acostaba todo el día y se levantaba hacia el atar– decer. El hermano le dijo que le iba a avisar a Tokuáiba para que le ma– tase a daviddú, al caer de la tarde. «Tú procura estar separado de 373

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