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dicho que se fuesen hacia allí, que estaba bueno. Sabaseba les dijo: «Yo estaré siempre con Ñandóu, porque, si no le acompaño, no ha– brá sol». Cuando murió la viejecita, Ñandóu ya sabía qué iba a salir de allí. La vieja iba a ser para esto. Kassóso también lo sabía. «Yo soy para bohíos, pero nada más. Yo sólo sé hacer bohíos». La mujer le dijo: «¿ Qué hacía, entonces?». «Se oía ruido entre las cenizas». Entonces dijo: «Es persona lo que se oye». Otro le dijo: «Acérquese a ver si es persona». Llamó a más personas para que fueran a oírlo. Por la mañana se fueron a oírlo para ver quiénes iban a salir de allí. Primero van a esparcir la ceniza por donde sale el sol. Eran per– sonas. Salen de las cenizas hacia donde sale el sol. «No esparzáis tan lejos las cenizas, sino más cerca». «Esparcid las cenizas hacia el otro lado». En esas cenizas salían perros y vacas. Al otro lado echaron cenizas y salieron caminando, trotando. Salió sabaidakú y comenzó a comer palma. Cuando tenga hijos va a comer gente. Va a ser igual que el tigre. De las cenizas que regó salieron colombianos, dabaddó. Donde fueron los dabaddó fueron gritando perros, vacas, burros. Los colombianos comenzaron a trabajar con machetes: «trae, trae, trae». Había mucha gente. Los colombianos hicieron casas pequeñitas. Cuan– do hicieron colombianos muchas casas dijeron los barí: «Vamos ha– cia arriba, donde están los colombianos». Y así, como dijeron, se fue– ron caminando. Camina primero un barí. Salieron dabaddó, yukpa, Abirú dabaddó, kórobá ... , colombianos. Se fueron cada uno por su parte. Daviddú también salió, perro, ichigbarí, sitbayí, Uáiba, toditos ... Estos todos salieron de las cenizas de la vieja. 2.4. CUARTO RELATO Original de Basá Iktobarf Traducción de Jesús Bakéki Una viejecita quemaron una vez. La ceniza era una viejecita barí. Los papás del niño que la viejecita había matado preparan una tram– pa. Cuando venían del conuco, la mamá del niño le dijo: «Pasa por aquí, viejecita». Y la viejecita se mató. La vieja había matado a un niñito. Y su mamá la engañó para que pasase debajo del palo. El ár– bol al que pertenecía el palo se llamaba «kái», que da frutos como ciruelas. Cuando cayó encima la trampa, eoharon mucha leña y pren– dieron fuego. Cuando cayó encima la trampa, echaron mucha leña. Todo el día estuvieron echando leña. Primero cayó encima de la viejecita la tram, pa. Después, metieron leña y, hacia media mañana, prendieron fuego. Y se quemó todita, con canasta y todo. Se quemó todita, también con huesos. Todo el tiempo, durante todo el día le echaron leña para 362

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