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mo ha hecho mi mamá eso? Mamá ha hecho mal. Mamá ha hecho mal». Al llegar al bohío su mamá ie dijo: «Come carne sabrosa». Y él le contestó: «No voy a comer». La vieja sí comía. La vieja comía solamente el brazo y el hijo se fijaba cómo comía ella. Le dio un pedazo de carne a su hijo y él le dijo: «Mamá, ¿ cómo has hecho es– to? Eso está mal. No sirve cómo mató». Otros barí le dijeron: «Corta un palo grueso y lo pones en cami– no angosto». Y se fueron con él a cortar el palo. Allí buscaron toda clase de leña. Era leña muy buena para hacer fuego. Papá cortó unos palos muy grandes para ponerlos en su ca.mino. Entre todos alzaron el palo para ponerlo en el camino. El papá les dijo: «Aquí vamos a atravesar el palo grande y a echar más le– ña. Aquí vamos a matar a mi mamá». Mientras ellos preparaban esto, la abuelita seguía comiendo al ni– ño. La mamá lloraba y también papá. La abuelita era viejecita. El papá decía a los barí: «Yo dejé a mi hijito con mi mamá». El papá se fue luego a preparar la leña. Había dejado ya prepa– rado el palo grande. Y les dijo a los barí: «Id a cortar el palo grande que dejamos preparado». Estaban cortando palos, cuando apareció Sabaseba. Sabaseba le preguntó: «¿ Qué hicieron con tu hijo?». Papá le respondió: «Lo mató mi mamá». Sabaseba le dijo: «Mata a tu mamá». Sabaseba fue a mi– rar el sitio angosto y le dijo Sabaseba: «Procurad hacerlo aquí». Ha– bía dos palos unidos. Los probaron. Dejaron caer el palo. Y dijo pa– pá: «Así vamos a hacen,. Otro día rajó leña durante todo el día. Puso la leña a secar en el sol. El papá le dijo al sol: «Procura alum– brar hoy todo el día para que se pueda secar la leña. Mi mamá ha matado a mi hijo y se lo comió». Ñandóu les preguntó: «¿ Por qué ha matado a tu hijo? ¿ Se lo has dicho a Sabaseba?». Y el papá le contestó: «Sí, ya se lo he dicho. Sabaseba ya me ha dicho la forma de matarla con fuego». Ñandóu tenía un corona de hacer sol y s_e lo puso e hizo mucho sol aquel día. Era de pluma de loro. También tenía pepas y corona de okbaikái y plumas de loro y tucán. La corona tenía varias plumas de loro y tucán. Con esto calen– taba el sol. El sol calentaba fuerte. El papá rajaba leña todo el día y le ayudaban los otros barí. Tenía cuatro montones de leña. Primero quemará el más peque– ñito. Ya está todita la leña seca. Tenía cortada toda clase de leña. Acordaron ya el día en que traerían a la vieja. El papá llevó a la mamá por la mañanita a quemar. Le dijo: «Lleve canasta. Vamos a traer yuca del conuco». Primero se fue el hijo y después salió la ma– má. La mamá iba delante, s_eguida de la viejecita y por último el esposo. Donde estaba amontonada la leña le dijo a la esposa: «Agá– chate y pasa rápido al otro lado para que no se dé cuenta mamá». Luego le dijo a su mamá: «Mamá, pasa rápido hacia aquí, que yo he pasado también antes por ahí». La esposa pasó primero. La vieja, 360
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