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3.º 1772,1818: El 1767 Alberto Gutiérrez apresa a 27 barí; entre ellos, «el intérprete», bautizado como Sebastián José. En marzo de 1772 se logra con ayuda de éste el primer contacto pacífico con ellos. Dicho contacto se sella ·definitivamente con la expedición dirigida unos meses más tarde (22 de agosto de este mismo año) por Sebastián José Guillén, tesorero interno de las cajas de Maracaibo. Dicha expedición estaba formada· por setenta y nueve hombres entre los que se hallaba el capitán Alberto Gutiérrez, fray Fidel de Rala (capuchino) y el intér– prete Sebastián José 22 • Se obtiene un éxito completo. Durante este período se fundan pueblos barí y, salvadas algunas tensiones excep– cionales, se vive en paz con los civilizados ~ 3 • 22. Contamos con los dos relatos referidos a estas expedlciones. Para la expedición dirigida por el capitán A. Gutiérrez, puede verse su publicación, por primera vez, en B. de CARROCERA, a. c., 212-223. Para la dirigida por José Guillén, A: de ALCÁCER, El indio motilón..., 259-277. Para el .estudio de los intentos de pacificación a partir de 1745, pueden consultarse B. de CARROCERA, a. c., 198 ss.; C. de ARMELLADA, o. e,, 30 ss.; fo., Motilones apresar/.9s .. en el año 1767, en Ven.Mis. 26 (1964) 210-211. . 23. Para atender a las necesidades surgidas del contacto pacífico con. los barí, los capuchinos fundaron algunos poblados·. Las fundaciones 110 se hicie– ron propiamente en los lµgares donde. residían los l:,arí, sino .que trataban de agruparlos fundando poblados distantes de su residencia habitual natural (<;f. A. R. PoNS-ÜTROS, Los motilones..., 1] s.). Si se tiene en cuenta, como más tarde veremos, la forma de organización socioeconómica de los barí, nos ve– mos precisados a pensar que esta separación· de sus· lugares naturales en la formación de pueblos no estuvo muy conforme con aquélla. Puede explicar también cómo este procedimiento, por interesante que desde el purito de vista práctico se presentase, impidió_ conocer realmente el modo de pensar y de vi– vir barí, al sacarlos de su habitat natural. Para relación de ·estas fundaciones, o «reducciones», cf. A. de ALcÁCER, El indio motilón..., 215 ss.; C. de AR– MELLADA, Estampas de los Pueblos motilones del Zulia (a finale sdel siglo XVIII y principios 'del XIX), en RH. 3 (1966) 37 ss.; St. BECKERMAN, a. c., 295. Muy interesantes a este . propósito los estudios de ·C.. de ARMELLADA, Los Pueblos motilones en <:l siglo XVIII, en. Ven.Mis. 26 ,1964) 10-12; lb., 70-72. (Comer– cio); lb. 120-122 (Iglesias); lb. 136-138 (Iglesia de Santa Bárbara); lb. 170- 172; In., Los Pueblos motilones en el siglo XIX, en Ven.Mis. 26 (1964) 40- 42. Para estos dos períodos, sobre todo para el comprendido por los años 1772-1818 existen informes de sumo interés del Archivo General de Indias, recogidos en Misiones de los Padres Cap'Uchinos. Documentos del Gobierno Central de la unidad de la raza en la exploración, población, pacificación, evan– gelización y civilización de las antiguas Provincias ·Españolas . hoy República ·de Venezuela 1646-1817. Siglos XVII-XVIII y XIX. Coleccionados bajo la dirección y estudio de Fray Froilán de Ríonegro, Misionero capuchino, Editados y pu– blicados por el Gobierno Venezolano, Pontevedra 1929; · esp. los ·nn. 27. 31. 32. 38. 39. 51. 54. 55. 56, En ellos se hace referencia directa a esta época, desde Sebastián Guillén, números provisionales de indígenas, etc. 36

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