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2.3. TERCER RELATO Original de Luis Asebo Koronbará Traducción de Florentina Abigyd Una viejecita mató a niñito. Y el hijo lo vio. La viejecita hizo mal al matar al niño. Sibabió le dijo al papá: «Come carne, que está sa– brosa». Pero papá pensó: «Este es mi hijo». El papá lloraba: «Este niñito era lindo y lo ha matado la viejecita». El papá dijo: «Si hu– biere muerto de enfermedad, no me preocuparía; pero lo han mata– do». Otra persona le dijo al papá: «La vieja le estaba buscando pio– jos para engañarle y le agarró por el cuello y lo ahogó. Le quitó las tripas, las cocinó y se las comió». La vieja asó toda la carne del niño y la puso a ahumar. El papá iba al conuco y otro barí le dijo: «Tu mamá ha matado a tu hijo». El respondió: «Yo le iba a traer al co– nuco; pero mi mamá dijo que se quedase, acompañándola a ella». La abuelita intentó agarrar a otro nietecito más grande; pero éste se escapó. Y agarró al pequeñito. El pequeñito se sentó junto a la abuelita. Lo engañó buscándole piojos. Lo agarró por el cuello y lo mató. El chiquito, .al ahogarlo, lloró.•Las demás personas al oírlo, co– mentaron: «Ha matado al hijo de su hijo». La vieja lo mató. Agarró el cuchillo y lo rajó de arriba abajo. Las otras personas lloraron al chiquito y dijeron: «Vamos a contárselo a su papá». La vieja mató al niño apenas se había ido su papá. El hijo no había llegado todavía al conuco. Iba todavía por la mitad del camino. El papá iba a limpiar el yucal y el conuco estaba lejos. El papá llevó al resto de los niños. Dejó en casa al más grandecito y al pequeñito. La viejecita llamó al más grandecito: «Ven acá, ven acá»; pero él no le hacía caso. «Ven acá», .. Entonces el pequeñito se acercó a la abuelita. El otro mayor le dijo al pequeño: «Me duele aquí», señalando el cuello. La abuela ha– bía intentado agarrarle. El chiquitito no le comprendía. Corrió y se sentó junto a la abuelita. La abuelita ,comenzó a buscarle piojos, pa– ra engañarle. Le agarró, luego, por el cuello; el niño gritó: «¡Ay!», y lo mató. Y le prendió fuego para asarlo. Las otras personas veían cómo la vieja hacía para ahumar al chi– quito. La vieja limpiaba las tripas para ponerlas a cocinar. Las de– más personas comentaban: «¿ Cómo hará esta vieja esto con su nie– tecito?». Y fueron a avisar al hijo de la vieja para decirle que su madre (de él) había matado a su hijito. El hijo venía caminando ya hacia casa y pensandp que mamá había quedado cuidando a sus hijos. Por el monte esperaron los barí para avisarle. Era un monte lindo, bo– nito por donde hacen los barí chuzo. Allí lo esperaron los barí. Ve– nía ya él por el camino. Al encontrarlo, le dijeron: «Tu mamá ha matado al niñito». Y él empezó a llorar. Entonces les preguntó: «¿ Có- 359

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