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A la luz de esta perspectiva, nos interesa analizar los rasgos estruc– turales fundamentales que en relación a Sabaseba se revelan y que se encuentran en otras formas de pensamiento religioso primitivo. Para este acercamiento, debemos tener en cuenta, como ya hemos indicado en otro lugar de nuestro trabajo, que los primitivos tratan de definir el significado de los distintos seres por las funciones que desempeñan, más que por lo que son en sí mismos. Pierden, así, el carácter absoluto que puedan tener, y pasan a ser considerados desde el rol que asumen dentro de una sociedad determinada; desde sus funciones específicas. Por lo que respecta a su nombre y su descripción, Sabaseba apa– rece en la cultura barí en contraste radical con la situación caótica en que se encuentra el mundo a su llegada. «Sabaseba viene de donde se oculta el sol. .. Sabaseba veía todo clarito ... Viene por el aire... Su aspecto era brillante ... », etc. Creemos que estas y otras afirmaciones con las que los ancianos relatan los mitos cosmogónicos, nos sitúan ante la creencia en un ser diferente de lo «mundano», de parecida es– tructura a la que nos ofrecen otros sistemas religiosos primitivos al referirse a los Seres Supremos 262 • Por otra parte, el lenguaje barí es muy similar al utilizado en los relatos de otras religiones primitivas. Luz, claridad, sol. .. son términos 262. A la hora de enjuiciar el significado de Sabaseba en su cultura, de– bemos tener muy presente que los barí no operan por definiciones esenciales, sino descriptivas, funcionales. Esta lógica de acercamiento a la realidad puede presentarnos serias dificultades a nuestro modo occidental de entenderla. Res– pecto al personaje Sabaseba, no les preocupa definirnos «lo que es», cuanto «lo que ha hecho» por el pueblo barí -las funciones que la tradición le atri– buye-. Para el tema de las figuras del Ser Supremo y su estructura en las religio– nes de los pueblos primitivos, pueden consultarse, con provecho para compren– der cuanto afirmamos sobre Sabaseba: G. SCHMIDT, Manual de Historia com– parada de las religiones, Madrid 1947, 257-286; R. PETTAZZONI, L'Essere su– premo nelle religioni primitive, Turín 1955; ID., El Ser Supremo: estructura fenomenológica y desarrollo histórico, en M. ELIADE - J. M. KITAGAWA, Meto, dología de la Historia de las religiones, Buenos Aires 1967, 86-94; F. M. BER– G0UNIOUX • J. GoETZ, Las religiones prehistóricas y primitivas, Andorra 1960; Ad. E. JENSEN, Mito y culto entre los pueblos primitivos, México 1960, 120 ss.; M. ELIADE, Mitos, sueños y misterios. Revelaciones sobre un mundo sim– bólico y trascendente, Buenos Aires 1961, 164 ss.; I ., Tratado de Historia de las Religiones I, Madrid 1974, 65 ss.; In., Introducción a las religiones de Aus– tralia, Buenos Aires 1975, 19-51; G. van der LEEUW, Fenomenología de la re– ligión, México-Buenos Aires 1964, 152-163. 171-176; V. HERNÁNDEZ CATALÁ, La expresión de lo divino en la Historia de las Religiones, Madrid 1972; J. GóMEZ CAFFARENA - J. MARTÍN VELASCo, Filosofía de la religión, Madrid 1973, 189-197; G. WIDENGREN, Fenomenología de la religión, Madrid 1976, 41-82. 292
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