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determinada, caótica... Con su trabajo la ordena, la modela, dándole una nueva forma hasta conseguir su situación actual: llanita y con sentido para poder ser habitada y disfrutada. En esta su función crea– dora (de transformación) van a encontrar su ubicación bien precisa los distintos personajes y seres que van apareciendo: los barí, que surgen de las piñas amarillas y a los que señalará su nombre, su ubicación geo– gráfica y su modo de comportarse; los ichígbarí, surgidos de las piñas moradas; y el resto de los otros grupos étnicos, que surgen de las cenizas de la «Sibabió» (viejecita), así como todos los otros seres ani– mados. Todos ellos recibirán su nombre por el que serán reconocidos y las distintas funciones que tienen que desempeñar dentro del lugar geo– gráfico que se les va señalando... En segundo lugar, la mitología barí nos lo define como el introduc– tor de todos los bienes culturales, tanto materiales (luz -sol, luna, es– trellas-, agua, casa ... ) como del espíritu (organización social y econó– mica). Sabaseba es considerado como el principal benefactor del pueblo barí y su más eminente animador social cultural. Por último, y de forma muy relevante, Sabaseba aparece como el gran maestro. Es la función que la mitología subraya como caracterís– tica más importante en su relación con la cultura barí. Esta función comunitaria la desempeña mediante los personajes míticos -Saimado– yi- que van apareciendo paulatinamente junto a Sabaseba: Kokéba– dóu, Dababosádóu, Kassósodóu, Nunschundóu, Ourundóu. A todos ellos les encomienda enseñar a los barí cuanto de él mismo habían aprendido referente a la pesca, iniciación a la vida y secretos del ta– baco, casa comunal, caza, agricultura, fuego ... Esta función de maestro culmina en sus enseñanzas morales, ofre– ciéndoles un programa o «ideal de vida» que debería servirles de prin– cipios sociales y culturales reguladores de sus instituciones; en los que expresen su modo peculiar de ser y de comportarse como tal etnia barí en todas sus situaciones. El mismo recorre los distintos bohíos para enseñarles el modo de comportarse entre sí y con los otros grupos étnicos ... Mientras Sabaseba vivió con ellos, los barí fueron plenamente feli– ces. Es esta convicción una de las ideas que más vivamente ha con– servado su tradición mitológica y que recuerda con más nostalgia, como podemos apreciar en los relatos recogidos en el Apéndice. En dicha situación paradisíaca, los barí no morían y, si enfermaban, Sabaseba mismo los curaba, como el mejor maestro ... 29D

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