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el tema más propicio para enjuiciarlo desde las categorías hermenéuti– cas occcidentales y, en particular, cristianas. Lo que nos llevaría a una incapacidad radical de su posible comprensión. Pretendiendo acercarnos científicamente a la comprensión de este fenómeno, al que la tradición batí llama «Sabaseba», hemos optado por una metodología que consideramos válida para conseguir nuestro pro– pósito. Creemos que, a estas alturas de nuestra investigación, conta– mos ya con unos elementos materiales de especial interés para podernos pronunciar con cierta garantía sobre dicho tema. En primer lugar, recapitularemos, con brevedad, cuanto de impor– tancia nos ha ofrecido la tradición barí sobre este personaje, ya apa– recido a lo largo de nuestro trabajo, si bien dentro de diferentes con– textos, por lo que interesa, ahora, precisar. A continuación, analizare– mos su estructura significativa. Por último, presentaremos unas conclu– siones en torno al significado de Sabaseba en la religiosidad barí. Con lo que habremos logrado nuestro intento de acercamiento comprensivo a dicho fenómeno. 1. Sabaseba: un persona;e excepcional En las informaciones y relatos recogidos en nuestro trabajo de campo de labios de «los más sabios y conocedores de la cultura barí» -los ancianos- Sabaseba aparece claramente como un personaje ex– cepcional. Está presente en toda la cultura batí, desde sus comienzos míticos hasta su escatología (situación de ultratumba del pueblo barí). La tradición batí expresa esta convicción desde su mismo nombre hasta cuando pretende definirlo, describiendo sus funciones específicas. Etimológicamente, el término Sabaseba significa viento ( «sabá») suave ( «seba») 259 • Haciendo honor a su nombre, Sabaseba, que vivía en el Poniente («por donde se oculta el sol», como constantemente indican los relatos tradicionales), irrumpe en el mundo con su presencia, viniendo por el aire, sin pisar tierra, suavemente... 259. En sus primeros contactos con los barí, A. de Villamañán, refirién– dose a este tema, afirma: «Tienen una idea de un ser bueno y bienhechor que vive arriba "barúnna" a quien llaman "Buía"» (Cómo se llaman los motilones, en Ven.Mis. 23 (1961) 100). Esta opinión la ha superado el autor posteriormen– te, como puede constatarse en los artículos citados y, particularmente, en Cos– movisión y religiosidad de los barí, en Antr. 42 (1975) 3-27. 288
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