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«En tiempos prim1t1vos, un basunchimba vino a buscar a su hermano para darle uno de los paseos acostumbrados por las regiones de los sitba– yí y de los basunchimba. El hermano vivo tenía mucho interés en con– seguir semillas de algunas plantas que no tenían ellos, sino sólo los sitbayí y los basunchimba. Entonces, su hermano basunchimba lo acompañó y le proporcionó muchas semillas de plantas y de caña brava blanca ("Ba– chiská"), que plantó, después, en el conuco para todos los barí que es– taban en la tierra. Pero no trajo, en cambio, caña brava roja ("Boka– raská"), porque sólo la utilizaban los sitbayí y los basunchimba. Desde entonces, los barí de aquí abajo tienen muchas plantas que antes no te– nían; entre ellas, la caña brava blanca ("Bachiská"); pero no la roja ("Bokaraská"), o muy poca, porque es propio de los sitbayí y de los ba– sunchimba... ». Con esto queda fundamentado y explicado, como en relatos stmt– lates de tipo cultural, por qué, cómo y desde cuándo los barí utilizan esta clase de caña brava. Así lo relata Akuéro en su narración sobre los basunchimba: «Esta semilla que sembró es la semilla de plátanos, piña... y de la caña brava larga que empleamos nosotros para pescar y cazar... Si basun– chimba no nos hubiera dado semilla de caña brava larga, hoy no ten– drímos para pescar y cazar como lo hacemos. Emplearíamos caña brava corta». Estas son las líneas maestras sobre las que la tradición barí orga– niza su respuesta al tema escatológico, al sentido y situación del hombre después de la muerte. En cuanto al tema apocalíptico, no hemos visto ni la más mínima sospecha de una posible pregunta sobre el mismo. La tradición barí, de forma semejante a como no se pregunta sobre los orígenes «abso– lutos» del mundo, tampoco parece interesarse por la cuestión de su devenir y, en particular, no apreciamos referencia alguna sobre su fin definitivo... damental de aquél, que se mantiene intacta. Interesante, también, lo que allí mismo se nos indica sobre la relación de los basunchimba con los ichigbarí, sitbayí, taibabi6yi, etc. (lb.). Dentro de esta manera de interpretar la relación de los basunchimba con los barí que aún viven aquí, tiene sentido el fenómeno al que ya aludíamos al narrar el comportamiento de los barf con sus muertos (poner ají en na– riz...). Creemos que con ello se pretende hacer frente a la posibilidad de que los espíritus vuelvan a recuperar el cuerpo y molesten a los barí. Forma par– te, por tanto, de la propia autodefensa de los que aún permanecen en la tie– rra ... 281
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