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fundamentales de la predicación de Mahoma. La historia de la salvación se inicia en la creación del primer hombre. El origen de la situación actual del hombre está en la desobediencia de la primera pareja, bajo el influjo de Satán, con el castigo subsiguien– te proporcionado por Dios. La salvación es obra gratuita de Dios; el hombre sólo debe situarse en la postura de aceptación de los deseos divinos. Para conseguirla, la doctrina islámica impone al creyente cinco preceptos que, según la tradición, constituyen los «pilares del islamismo»: profesión de fe, oración, ayuno, li– mosna ritual y peregrinación a La Meca. La tradición se encargó de elaborar posteriormente todo lo referen– te al tema teológico sobre la salvación, completando el Corán en algu– nos puntos. Aparecieron tendencias filosóficas y místicas dentro del is– lamismo con diversas concepciones en ciertos temas, particularmente sobre el significado de la fe, pero respetando la doctrina de la salva– ción. 4. En el cristianismo. El tema de la salvación es central en el cristianismo. La religión ju– deocristiana se presenta como historia de salvación, basada en la dimen– sión histórica de la existencia humana. Dios se presenta a lo largo de su relación con el hombre «como el Salvador». En el judaísmo la salvación se realiza de forma histórica por la in– tervención de Dios en la historia del Pueblo con Abraham, Moisés y Pro– fetas, principalmente. Y se presenta en una dimensión escatológica a través del Mesías prometido. La salvación se obtiene mediante la fide– lidad a la alianza y a la ley. El cristianismo recoge esta misma tradición y sitúa el terna de la salvación en el centro de su concepción sobre Dios y sobre el hombre. Existe una revelación constante de la salvación, iniciada en el origen de la historia humana, confirmada a lo largo de toda la historia del An– tiguo Testamento y planificada en la gran revelación de Jesús -EL SALVADOR-. El contenido de la salvación es eminentemente espiri– tual, pero con incidencia profunda en la existencia concreta del hombre histórico en todas sus vertientes. Aunque la salvación es considerada co– rno un don, una gracia y no como conquista humana, no obsta para que el hombre quede seriamente comprometido en su realización, mediante la lucha por todo lo que signifique liberación de cuanto encarne el «pe– cado del hombre», tanto a nivel personal como estructural. .. El Concilio Vaticano II ha supuesto un paso enriquecedor en la in– terpretación de la historia del hombre como historia de la salvación, siguiendo la más rica tradición bíblica. 82

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