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54 3. 0 Mediata, simbólica: debido a que el hombre es un ser-en-el-mun– do, el encuentro con el Misterio sólo puede realizarse desde su situación existencial, pasando por las mediaciones simbólicas. La actitud religiosa auténtica se expresa necesariamente en me– diaciones simbólicas. Se expresa en expresiones concretas e his– tóricas. 4.º Comunitaria: responde al carácter comunitario de la persona humana, abierta en su estructura al mundo del Misterio que se corporaliza en los medios de expresión simbólica y, a la vez, abre al hombre religioso a la lectura de los símbolos en diálogo abier– to con los demás hombres. La actitud genuinamente religiosa exige, por tanto, en su ejercicio, la dimensión colectiva, que sa– ca al individuo de su aislamiento y lo introduce en una corrien– te de experiencias religiosas comunitarias anteriores (tradición). al mismo tiempo que lo remite, desde el presente, a contagiarla, compartirla y proyectarla hacia el futuro, creando nuevas co– rrientes de experiencia. En el lenguaje externo, es lo que consti– tuye el carácter eclesial de la actitud religiosa; es decir, los modos determinados de expresión (lenguaje, comportamiento, organización... ) que expresan la interrelación humana. 5." Operativa: toda genuina y estructurada experiencia religiosa cul– mina en la acción. El sujeto religioso no se limita a vivir esa ex– periencia del Misterio internamente; sino que trata de celebrar– la con palabras, ritos y comportamientos correspondientes. El hombre religioso vive la trascendencia del Misterio y su gratui– dad, pero dentro y desde la experiencia de las realidades munda– nas. El Misterio no hace desentenderse de la vida, sino que irrumpe en la vida concreta y proyecta hacia la vida. Es lo que X. Pikaza llama .«praxis liberadora» de la experiencia religiosa. Praxis que brota de la experiencia salvadora del Misterio que, al mismo tiempo que salva, proyecta y compromete al hombre cultualmente y en favor del hombre, en todos los niveles de su existencia: humanización. Según se dé más o menos impor– tancia teórico-práctica a esta forma de compromiso salvador, tendremos, respectivamente, las distintas experiencias de las re– ligiones: de la naturaleza y mistéricas o proféticas. 6.º Histórica: la actitud religiosa, por último, como forma particu– lar de respuesta al Misterio, se realiza en la historia y emerge de ella. Como toda experiencia humana, la actitud religiosa au– téntica se realiza en un historia concreta en la que nace, se desa– rrolla e incluso, puede desaparecer. De ahí que se encuentre con– dicionada e influenciada por las distintas situaciones sociocul– turales en las que el hombre religioso se encuentre. La fenome-
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