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II. REACCION DEL HOMBRE ANTE LA MANIFESTACION DEL MISTERIO La persona, al verse afectada por la manifestación del Misterio, tra– ta de adoptar unas formas particulares de respuesta «religiosa», orga– nizando su mundo de referencias de acuerdo con su dimensión consti– tutiva espacio-temporal. De ahí la importancia que adquieren el espacio y tiempo sagrados en el estudio de la religión desde la perspectiva fe– nomenológica. l. Espacio sagrado. El lugar en que se experimenta la irrupción del Misterio adquiere unas características significativas, interesantes para la comprensión de lo religioso: • se produce en dichos lugares una ruptura de nivel, por la que se opera una apertura hacia el Misterio (por lo alto -mundo divino-, o por lo bajo -mundo de los muertos-). Se constituyen, de esta for– ma, en lugares cualitativamente distintos de los profanos. Frente a lo homogéneo, amorfo, sin consistencia... del espacio profano, el espacio sagrado se revela como heterogéneo, con sentido profundo y con fuerza suficiente de orientación; • se constituye en centro de referencia de orientación para el hom– bre religioso: frente al caos del mundo profano, se considera como «cosmos» -realidad ordenada-, en torno al cual se organiza el mun– do del hombre (de donde los símbolos utilizados para expresar dicha orientación: eje del mundo -«axis mundi»-, escala, montaña sagra– da, ciudades santas que sirven de orientación... , que encontramos en todas las religiones); - esta singularización sagrada se verifica por múltiples motivos: por su configuración, situación... ; - exige un comportamiento adecuado a su «santidad»: el hombre religioso se experimenta seguro, orientado, viviendo en un mun– do santo y puro, como el que salió de las manos de los dioses y recreando aquella situación primordial a la que constantemente apela el hombre en su profunda «nostalgia del paraíso»... Los espacios sagrados son múltiples y variadísimos. En la historia de las religiones sobresalen, no obstante, algunos constituyendo una simbólica riquísima. Entre otros, podemos señalar los siguientes: • el cielo: por su trascendencia, altura, inaccesibilidad, ha sido 44

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