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mos verificar -aunque de forma muy distinta a los saberes científico-empíricos, físico-matemáticos- si tiene validez y sen– tido. Cuando se adecúe a las exigencias racionales internas del lenguaje religioso, podremos afirmar la validez y el sentido de un determinado lenguaje religioso: su coherencia, racionalidad y autenticidad específica. Será misión de la epistemología filo– ,sófica analizar y determinar el verdadero estatuto lingüístico de la experiencia religiosa, tal como se lo ofrece la filosofía de la religión. El cometido directo y genuino de ésta se habrá efec– tuado. No puede exigírsele más... EL LENGUAJE RELIGIOSO El desarrollo actual de la lingüística ha contribuido a un mayor aprecio por el lenguaje humano y ha influido en el religioso como expresión humana connatural de la experiencia religiosa vista desde la filosofía. El lenguaje religioso es el vehículc que utiliza el hombre para expresar su vivencia del Misterio y transmitírsela a los demás; nace de una experiencia personal y de la necesidad de comun!.carla; de una experiencia hurq,ana de sentido. Como participa de lo inef/llble del Misterio su lenguaje es simbólico e ina– decuado; hace referencia a la vida por el compromiso que implica y por ei testimonio que da cuando es comprendido religiosamente, y porque es fruto de un encuentro que supone diálogo y crea posibilidad de diálogo hacia afuera. Por último, es verdaderamente religioso cuando nace de experiencias relacionadas con situaciones reales de, hombre y del mundo. La formación del lenguaje ·religioso pasa por cuatro momentos sucesivos principales: conciencia del sujeto de la presencia y grandeza del Misterio frente a la propia pequeñez, provoca la «doxología»; exposición de los sen– timientos de adoración, acción de gracias, etc., que provoca; intento de ma– nifestar el misterio desde la propia experiencia, aquí encaja el lenguaje de los místicos; e interpretación de los di~tintos contextos existenciales humanos desde este mismo misterio. En el mundo pluralista ha surgido la cuestión de si verdaderamente el lenguaje religioso puede tener una dimensión racional: Hay tendencias filo– sóficas contemporáneas como el neopositivismo lógico y la analítica oxo– niense, que se la niegan. Sin embargo, es preciso reconocer que en la vida hay otros modos de hablar distintos ciel físico-matemático y cada uno tiene su propia racionalidad. La del lenguaje religioso se refiere a su verdad Y contenido, a su peculiar modo de verificación debido a que la experiencia del Misterio se manifiesta al hombre de formas muy diferentes a otras expe– riencias empíricas. Por último, es el mismo saber religioso el que ha de establecer las reglas para determinar el carácter científico y sentido racional de su propio lenguaje. Mediante la aplicación de estas reglas se podrá veri– ficar su validez y su sentido. 180

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