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otros posibles discursos de acercamiento, con su propia estructura y su peculiar racionalidad. Y ¿cuál es la estructura racional significativa del lenguaje religioso? Los objetivos de nuestro curso nos imponen responder con brevedad. Y lo hacemos, para mayor concisión, en estas afirmacines: l.ª Cuando hablamos aquí de lenguaje religioso, nos referimos al sentido y verdad de este lenguaje y de su contenido; no al ob– jeto de su referencia en sí mismo considerado, cuyo análisis es cometido de la teología natural. 2.ª El lenguaje religioso se diferencia del estrictamente empírico– científico, por el que se expresan las ciencias físico-matemáti– cas. Estas comprueban sus proposiciones mediante verificación experimental. El lenguaje religioso, en cambio, presupone otro modo de verificación no controlable en la forma propuesta por los métodos experimentales. Pretende revelar una experiencia humana típica, característica y concreta: la experiencia del Misterio que se manifiesta al hombre, de forma muy distinta a otras experiencias empíricas. Lo que constituye, a su vez, la ra– cionalidad de su lenguaje apropiado: - las experiencias religiosas no se miden por la posibilidad de su adecuación con una realidad controlable empíricamente .. En este sentido pueden considerarse como «no científicas empíricamente». Pero reenvían a otra experiencia mucho más profunda y expresan verdades de signo distinto, llenas de sentido y de verdad; -- las experiencias religiosas se alojan en la zona humana de apertura hacia otra Realidad totalmente distinta a lo profa– no; pero desde una experiencia integral, de sentido, en la que se ubica la región de lo divino. También en la experien– cia religiosa existe un hontanar vivencia!, experiencia! par– ticular de donde emerge el lenguaje y que podríamos deno– minar de «verificación metafísica». Es la experiencia del Misterio dentro del mundo del hombre y su historia la que remite al encuentro con aquél, la que provoca la expresión religiosa y lo que justifica su racionalidad humana, su sen– tido y su verdad. 3.ª Corresponde al saber religioso establecer sus propias reglas de juego sobre la cientificidad y sentido racional de su propio len– guaje. Estos quedan justificados por la fidelidad a los caracte– res del verdadero lenguaje religioso, anteriormente señalados. Cuanto más responde el lenguaje religioso a esas condiciones,. tanto mayor fiabilidad racional mostrará. Sólo entonces podre- 179
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