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Son preguntas que desglosan el tema fundamental de la dimensión racional del lenguaje religioso y que pertenece a la filosofía de la re– ligión abordar con seriedad. 3.1. Orign del problema. Desde el principio, el hombre religioso se ha referido expresivamente a su experiencia de encuentro con el Mis– terio mediante un lenguaje determinado. Mientras el hombre ha vivi– do en un ambiente sociocultural unitario, en el que se reconocía la sig– nificación de tal lenguaje, no ha existido problema alguno de conside– ración, aunque la teología dedicara algún apartado a clarificar el sen– tido cognitivo de nuestras referencias lingüísticas a Dios. El problema ha tomado relieve al cambiar la situación sociocultural. En un mundo pluralista no todos admiten la validez y el sentido de dicho lenguaje e, incluso, algunos pretenden invalidarlo desde ciertas posturas filosóficas. Lo que ha movido a proponerse el tema de la jus– tificación racional de la verdad y del sentido del lenguaje que utiliza el hombre para expresar su experiencia religiosa con más urgencia y radicalidad. Pero, si bien tal necesidad ha sido provocada por instan– cias externas al mismo lenguaje religioso, es el logos interno de la mis– ma religión el que urge el planteamiento de la justificación racional del lenguaje que ella emplea en su expresión y comunicación. 3.2. Tendencias filosóficas contemporáneas. En nuestra época el estudio del lenguaje se ha constituido en el lugar común al que abo– can corrientes filosóficas importantes. Todas ellas con fuertes inciden– cias en el lenguaje religioso. Algunas analizando el valor y el sentido del mismo, le niegan racionalidad científica. Destacamos el neopositivismo lógico y la analítica oxoniense. l.º Neopositivismo lógico. Este Movimiento se configura como fru– to de la tarea llevada a cabo por los componentes del Círculo de Viena, que se constituye alrededor de la Cátedra de filosofía de la ciencia de M. Shlick, (1882-1936) y tiene como especial re– presentante a R. Carnap (1891-1970). Comulgan con estas ideas, aunque no se les considere propiamente pertenecientes a dicho Círculo, B. Russel (1872-1970), O. Neurath (1882-1945) y el Witt– genstein (1889-1952) del Tractatus logico-philosophicus. Entre las ideas programáticas del Círculo de Viena, la que más afec– taba a la filosofía era la de la verificabilidad como criterio de significación. Toda proposición no analítica, para ser científica, tiene que ser verificable. La que no goce de esta verificabilidad carece de significado. Es una pseudoproposición; un sin-sentido. De esta forma, quedaban descalificados el lenguaje metafísico y religioso, dado que no cumplían con la exigencia de verificabili- 177

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