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1igioso en su dimensión racional y de sentido significativo con nuevas formas y virulencia. Ante tal situación, es fácil observar dos posturas extremas: - la de quienes se refieren al sin-sentido del lenguaje religioso y - la de quienes adoptan un rechazo sistemático de la nueva pro- blemática desde sus seguridades tradicionales. Frente a estas actitudes, se impone una postura crítica, como co– rresponde a la filosofía de la religión. II. EL SABER FILOSOFICO ANTE EL LENGUAJE RELIGIOSO Las cuestiones que presenta el tema del lenguaje religioso desde la filosofía pueden ser múltiples y variadas. Analizamos las que creemos de mayor interés para nuestro propósito: naturaleza y características del lenguaje religioso, momentos constitucionales del mismo y su di– mensión racional. l. Naturaleza y características del lenguaje religioso. El lenguaje religioso es el que utiliza el hombre religioso para ex– presar su experiencia ante la presencia del Misterio. Sirve, además, de vehículo de comunicación para transmitir a los demás lo que le aconte– ce en la relación que se establece con la Realidad misteriosa. Como lenguaje, es un modo de expresión humana que está someti– do al análisis racional de todo hablar humano y supone tres elementos constituyentes: • un sujeto que habla (se expresa hablando), • un objeto sobre el que se habla (representado por la palabra), • y un interlocutor a quien se dirige y con quien se intenta enta– blar una comunicación. El lenguaje religioso, según esto, emerge de una experiencia perso– nal producida por la presencia de una Realidad misteriosa con la que el hombre realiza un encuentro y que hace estallar en el interior de éste la necesidad de expresarse y de comunicar lo acontecido. El lenguaje religioso, por surgir de una experiencia humana de sentido, a la que nos b,emos referido antes, tiene unos caracteres pecu– liares que lo constituyen en cuanto tal y lo diferencian de cualquier otra clase de lenguaje. Los indican:os a continuación: l.º Simbólico. Si bien es propiedad de todo lenguaje humano, sin- 174