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ción o creación puramente humana, puramente subjetiva. Es alguien que sale al encuentro del hombre en las mismas realidades profanas, con anterioridad a la respuesta creadora del sujeto. Todo lo cual nos está revelando, una vez más, la condieión humana. con sus estructuras de espíritu abierto en el mundo, en que se hacen presentes las preguntas sobre el sentido definitivamente último de la. existencia humana y sus circunstancias... Analizar la naturaleza de ese término de relación -Misterio- y sus. relaciones con· el hombre, el mundo y la historia es propio de la filo– sofía ontológica, de la teología natural, más que de una filosofía criti– ca de la religión. Abordar dicho tema iría más allá del propósito que nos hemos marcado... LA EXPERIENCIA RELIGIOSA DESDE EL SABER FILOSOFICO La experiencia religiosa que se da cuando la persona tiene conciencia de su relación con el Misterio, además de ser un acto humano es también un acto racional. No se puede verificar de un modo científico y experimental como el de las ciencias positivas porque hay que situarle en la experiencia de sentido que es otra manera de conocimiento menos riguroso y exacto pero igualmente humano y racional. Su racionalidad reside en que trata de iluminar y esclarecer. el misterio de las relaciones profundas del hombre con lo divino y en que le impele a un cambio de orientación que abarca la tota– lidad de su vida. El hombre es capai de una experiencia religiosa racional por su ser abierto al encuentro con los demás seres; de este encuentro surgen, sobre todo en situaciones límites, preguntas en torno a sus más profundas aspira– ciones. Es entonces cuando se da lo sagrado como respuesta de sentido a su <wondición humana». Esta respuesta puede quedarse en lo profano simple– mente o concluir en cualquier forma de ateísmo o, si se abre al Misterio, en la experiencia religiosa. La experiencia religiosa surge de una experiencia profundamente humana que respeta las características ontológicas de lo divino y del hombre. Cuando es verdadera, se puede decir de ella que es una relación entre el Misterio y la persona en la que aquél se adelanta a la respuesta creadora de éste y sale a su encuentro en las mismas realidades profanas. El término a que se dirige no es una proyección puramente humana, ni tampoco alienante e ideo– lógica ni ilusoria. aunque a veces lo hayan sido sus interpretaciones. 169

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