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• atención a las manifestaciones históricas del fenómeno religioso -his– toria-; • justificación critica de dicho fenómeno desde una antropología filosó– fica o axiología que transcienda lo empírico y se sitúe en el tema de las ultimidades, mediante un juicio que supere todas las consideraciones empí– rico-científicas (ciencias positivas de la religión). Respondiendo a estas demandas, se fijará la naturaleza y funciones espe– cíficas de la filosofía de la religión, determinando críticamente la raciona– lidad de dicho fenómeno, desde una consideración de la inmanencia (presen• cia) y transcendencia (inefabilidad) del fenómeno religioso en la Realidad misteriosa hacia la que remite y determinando objetivamente las relaciones con el Misterio... Ante estos y otros métodos o procedimientos que pueden presentarse en orden a un acercamiento filosófico al hecho religioso, ¿por cuál optar?, ¿qué juicio nos merece? - De entrada, podríamos afirmar que, de todo cuanto hemos afirmado hasta ahora, se desprenden unas condiciones fundamentales para pro– nunciarse sobre la validez de un método propiamente filosófico sobre la religión: • • debe presuponer una descripción previa del fenómeno religiost> que respete la originalidad e irreductibilidad del mismo; •• debe contar con su carácter histórico; • • debe suponer una interpretación racional, de acuerdo con los prin– cipios filosóficos fundamentales. Ahora bien, los métodos expuestos anteriormente, a excepción del pro– puesto por Duméry, parecen no cumplimentar todas las exigencias indicadas. En efecto, por lo que respecta a los métodos explicativos, es preciso reconocer la jurisdicción universal de la razón. Pero creemos que no respeta la obje– tividad y el carácter irreductible del fenómeno religioso; al mismo tiempo que olvida otros elementos integrantes, no puramente racionales de dicho fenómeno. Se le acusa, no sin razón, de positivismo espiritual y de sociolo– gismo objetivista. Respecto a los métodos de confrontación, reconocemos el interés que muestra por el fenómeno religioso. Pero resta incompleto; no parece clara la posibilidad de analizar la religión como fenómeno humano desde la pers– pectiva racional. Puede verse en la religión nada más que la tierra prometida hacia la que camina el filósofo, sin poder poner pie (Duméry). Por otra parte, supone un dualismo, como si el fenómeno religioso no estuviese debi– damente estructurado humanamente. El método de anticipación respeta lo específico de la religión. Pero, debido a su puro formalismo, no parece respetar el alma concreta que vive la ex– periencia religiosa. Por lo que respecta al método de comprensión supone un acercamiento comprensivo a la esencia irreductible del fenómeno religioso, su carácter con– creto. Pero parece olvidar el aspecto histórico y la dimensión de comprensión judicativa, característica de la filosofía, si quiere liberarse de ser mera fenomenología y superar lo meramente factual. 161 6. Sistemáticas II.

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