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tuirse en apologética, como momento propedéutico de la teología (teoría de los «praeambula fidei»), o teología natural. Son realidades distintas, aunque €Xista relación íntima entre ellas y traten de integrarse -¡no confundirse!– en una interpretación integral del hecho religioso en cuanto tal. La filosofía de la religión proporciona un tipo de verificación totalmente distinto al que facilitan las ciencias de la religión. Es de carácter racional. Trata de verificar racionalmente el valor del movimiento espontáneo y exis– tencia del fenómeno religioso. Incluso reconociendo su carácter excepcional, es competencia de la filosofía reflexionar sobre el hecho religioso como fe– nómeno humano: en virtud de que toda experiencia humana debe vivirse racionalmente. En definitiva, el saber filosófioo sobre la religión intenta comprender 1·acionalmente la experiencia religiosa y su posibilidad de articulación desde la racionalidad humana. En este sentido, constituye la etapa última de la hermenéutica del hecho religioso, desde la razón, después de un diálogo <:on otros saberes científicos, aunque sin convertirse, como hemos indicado, en teología natural. Dentro de esta finalidad peculiar, bajo la que considera el hecho religioso, podemos indicar como tareas concretas de la filosofía de la religión: • hacer crítica de las concepciones sobre la misma religiosidad, prove– nientes de la Ilustración; • formular cuestiones pertinentes a la posibilidad de la religión o condi– dón humana que posibilita la experiencia religiosa y crítica de las tradicio– nes sobre concepciones y experiencias de lo religioso y sus formas de ex– presarlo; • analizar críticamente la raciom.lidad de la conciencia religiosa y las funciones humanas últimas de la religión. Siendo fiel a este quehacer fundamental, la filosofía de la religión condu– cirá a la misma religión a su propia esencia y a los límites de su coherencm racional humana... 2. Procedimientos metodológicos Por lo que se refiere a los procedimientos metodológicos de la filosofía de la religión, todos los autores están de acuerdo en señalar que el proceso de esclarecimiento del fenómeno religioso debe realizarse según unos méto– dos apropiados a la critica filosófica y diferenciados de los utilizados por las ciencias positivas. Pero donde no se logra un acuerdo es a la hora de esta– blecer en concreto cuáles son dichos métodos y definirlos. Con toda razón se ha escrito: «Apenas en ningún otro dominio del saber, como en filosofía de la religión, enseñorea tanta multiplicidad y diversidad de métodos, para abarcar y resolver sus problemas» (Gr. Niemeier). Uno de los que con más claridad ha expuesto los distintos métodos en filosofía de la religión aparecidos en la hrstori'a es H. Duméry. A continua– -ción, nos referimos a ellos, siguiendo a este autor en líneas generales y com– plementándolo en algunos aspectos, a la vez que ofreciendo unas pistas ge– nerales sobre los mismos. 158

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