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146 El contenido de la alianza supone, por parte de Dios, un ofreci– miento gratuito de su amor y, por parte de su pueblo, una fiel correspondencia: «Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo» (Ex 6, 7). El pueblo pasará a ser «propiedad personal de Dios entre todos los pueblos» (Ex 19, 5). Y como signo externo de pertenencia a este pueblo es preciso el rito de la circuncisión (Gen 17; Dt 10, 16; 30, 6; Jer 4, 4; Ez 44, 7 ss.). '.2.ª Monoteísmo absoluto. El Dios que se revela al pueblo en la alian– za y va presentándose cada vez con más claridad, se presenta con un exclusivismo absoluto. Cada pueblo camina con su Dios, res– petando y admitiendo a los otros dioses. Sólo el Dios de Israel se afirma como absoluto sobre todos los dioses: «No hay otro fuera de él» (Dt 4, 35). Ante El, «todos los dioses de los pueblos son nada» (Sal 16, 5). De ahí la fe práctica del pueblo y el recha– zo de toda idolatría. Es la idea más característica de su religio– sidad y la que lo diferencia de todos los otros pueblos que le ro– deaban, más numerosos y superiores culturalmente. Frente a ellos, proclama la superioridad trascendente de su Dios. Es un monoteísmo excluyente: el único que merece el nombre de Dios verdadero. La confesión de fe que se le exige al pueblo es ésta: «Yahvéh es nuestro Dios, sólo Yahvéh» (Dt 6, 4; 32, 39 s.; Is 45, 5). Esta concepción del Dios de la alianza le lleva a la exclusivi– dad de veneración y culto a Yahvéh, a su aniconismo (no puede representársele por figura alguna), a ciertas formas concretas de culto en el Templo, sacrificios, fiestas... , y a ciertas exigencias éticas proclamadas por todos los profetas. 3.ª Conciencia de que su Dios es el Señor absoluto del mundo, crea– dor de todo cuanto existe. Su Dios es la causa de todo y, como propiedad emergente de su exclusividad, domina los cielos y la tierra. El señorío de Yahvéh no se limita al pueblo escogido y cu– yo rey es (I Sam 8, 7 s.; 12, 12). Es el «Señor de los señores», por– que es el «Dios de los dioses» (Dt 10, 17; Sal 136, 3). Su realeza se extiende a toda la creación (Sal 95, 3), toda la tierra (Jos 3, 11; Miq 4, 13; Sal 97, 3). Es trascendente, espiritual, persona, admi– rable, misericordioso, compasivo, clemente, y hasta celoso del amor de su pueblo; es el que hace justicia... tp Conciencia de que su Dios es el Dios de «nuestros padres». Es otro de los aspectos más sobresalientes del Dios de la alianza. Yahvéh es el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob (Ex 3, 6}. El Dios que les acompaña a lo largo de todos los acontecimientos históricos, tanto felices como adversos. El pueblo, siempre en tensión hacia el futuro, sabe descubrir a su Dios en la historia

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