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I. EL SkBER HIST0RICO ANTE EL FENOMENO RELIGIOSO Otra de las formas de acercarse científicamente al hecho religioso como fenómeno humano es la histórica. La religión, como fenómeno cultural, se ba ido expresando y viviendo en unas determinadas formas a lo largo del tiempo y del espacio, a las que puede acercarse el hombre desde la pers– pectiva histórica, para determinar su procedencia, su evolución y sus posi– bles dependencias. Limitándonos a la cultura occidental, el estudio de la religión en cuanto· fenómeno histórico, es de época muy antigua. En Grecia, el interés por des; cubrir los orígenes de la religión y sus distintas manifestaciones históricas. aparece ya en los primeros pensadores. Herodoto y Hesíodo copilan la mito– logía y teogonía o historia de los dioses, respectivamente, en un intento de aproximación a la .comprensión de la religión, tal como se presentaba en las creencias populares. Posteriormente, los pensadores griegos y romanos, en su contacto con otras religiones, cultivan su estudio, tratando de analizar sus causas (naturales, sociales, politica·s, etc.), su significado y sus mutuas relaciones. La aparición del cristianismo procuró nuevos motivos para este análisis histórico-comparativo entre las religiones conocidas en aquel tiempo .. Durante la Edad Media, prácticamente desaparecidas en Occidente las otras religiones, el afán se centra en estudiar el judaísmo e islamismo. Misioneros franciscanos y dominicos, junto a otros exploradores aportaron material. de gran interés sobre los pueblos asiáticos. En la época del Renacimiento surge con nuevo entusiasmo el estudio, de las religiones clásicas. La expansión de las misiones cristianas, el des– cubrimiento de nuevos pueblos de Africa, Asia y América proporcionan un nuevo impulso, facilitado por los relatos de los exploradores y misioneros .. La Reforma protestante significa, también, un paso importante en los estu– dios histórico-comparativos de las religiones. Pero en casi todos estos estudios faltaba un análisis histórico-comparativo verdaderamente científico. La preocupación era, más bien, apologética. Lo que impidió acercarse con criterios de ciencia empírico-comparativa. El estudio comparado de las religiones no empieza a cultivarse, propia• mente, como ciencia positiva y disciplina . independiente, hasta el último tercio del s. XIX; aunque, como hemos visto, el interés por el tema se re– monta a· tiempos muy lejanos. Los motivos que contribuyeron al resurgir de estos estudios fueron una. serie de descubrimientos arqueológicos y literarios, prehistóricos y etno– lógicos, a los que nos hemos referido al hablar de las ciencias de la religión. Fruto. de este movimiento, surgieron. cátedras oficiales de historia. comparada. de las religiones en Ginebra (1873), Lei.den y Amsterdam 0877), Paris (1879), universidades estatales de Suecia (1901), Inglaterra (1908), Roma (1913), etc., 125
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