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ANALISIS SOCIOLOGICO DEL FENOMENO RELIGIOSO El hombre es a la vez sujeto del hecho religioso y miembro de una sociedad en la que tiende connaturalmente a proyectar su doctrina, su culto y su ética creando así una mutua relación entre religión y sociedad que se manifiesta mediante unas funciones integradoras y estabilizadoras de la sociedad. En contextos de pluralismo y renovación religiosa o de secularización y desacralización, lo religioso puede contribuir a desintegrar .Za sociedad, mientras que en su relación con los poderes políticos, especialmente en cier– tas religiones que tienden a su sacralización, contribuye a fortalecerlos. En los cambios sociales su función, depende del momento histórico. La experiencia religiosa, como toda experiencia· humana comunitaria tiende a fijar sus instituciones. Lo realiza creando organizaciones que responden a la experiencia religiosa original y que mediante un sistema de relaciones, valores y funciones quieren satisfacer las exigencias de carácter religioso. Al clasificarlas según la procedencia más o menos universal de sus miem– bros, el sector social a que pertenecen y la respuesta que dan a los deseos fundamentales individuales se originan las diversas instituciones religiosas. Esta institucionalización de la religión se hace en torno a sus elementos constitutivos: organización, creencias y culto con referencia a su dimensión social. Se dan en ella tres momentos sucesivos: el nacimiento, que es caris– mático, original y personal; el que corresponde a la segunda generación o articulación de las creencias que está motivado por diferentes factores de orden social y un tercero en el que las generaciones posteriores sienten la necesidad de fijar en el culto las primitivas experiencias religiosas. La sociedad condiciona tanto el desarrollo del grupo religioso, que éste se estructura de acuerdo con el tipo de sociedad en que se desenvuelve. Cuanto más avanzada sea ésta, su influencia es mayor. Lo mismo hay que decir de cualquier elemento que predomine ya sea edad, sexo, profesión... Desde su origen, en todos los grupos religiosos se encuentran personas dotadas de un carisma de autoridad que es aceptado y reconocido por todos sus componentes. La tipología de esta autoridad es muy variada y responde a las diversas necesidades vitales del grupo y a su desarrollo histórico. El fundador que la crea y transmite un mensaje de salvación, el que la levanta en época de decadencia, el que fija su doctrina, el que interpreta la voluntad de los poderes divinos, el mediador, el que fija la doctrina, etc. En todos ellos se valora especialmente la capacidad que tienen para relacionarse con lo sagrado, gozan además de una autoridad que, oficial o no, puede trascen– der a la sociedad secular. La pertenencia libre y voluntaria de un individuo a un grupo religioso se da cuando hay una mutua dependencia y presupone ciertas exigencias que si no se dan, habrá una dependencia meramente sociológica pero no persa• na/izada. Pueden ser ocasión de crisis de pertenencia los momentos de cam– bios culturales y las sociedades pluralistas por la alteración de los valores, símbolos y modelos tradicionales. 119
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