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toridad. Sociológicamente, el carisma representa un don especial, indi– vidual como poder específico que postula y ejerce la autoridad sobre los demás. Todas las sociedades reconocen la autoridad religiosa, aun– que se presenta de forma muy diferente. Por lo general, se reconoce en los diversos tipos una importancia relevante a la capacidad de la per– sona de relacionarse con lo sagrado; con gran influencia de la jefatura,. incluso en el ámbito secular. Se observa gran diversidad de tipos, que son estudiados por los sociólogos de la religión. En todas las religiones se considera la existencia de personas que tienen un poder, un maná»,. una gloria especial de la que están investidas algunas personas. A éstas se las considera como especialistas en determinadas tareas religiosas .. El carisma personal es el original, el más importante en la primitiva constitución de los grupos. Con el tiempo, el carisma oficial cobra ma– yor importancia y se impone al primero en la historia de la formación y desarrollo de dichos grupos. J. Wach es uno de los autores que con mayor detenimiento ha estudiado los distintos tipos de dirigentes reli– giosos. Señalamos los siguientes: • El fundador de la religión. El que inicia una tradición es el diri– gente religioso considerado como el más importante. En la configura– ción del grupo religioso aparece, siempre, alguna persona dotada de experiencias únicas y no fácilmente repetibles. De su experiencia emer– gen nuevas experiencias religiosas. Se preocupa, ante todo, de transmitir a los demás el mensaje de la salvación y de la perfección. Actividad mi– sionera que suele ser, por lo general, complementada con milagros. Exis– ten en todos ellos unos rasgos fundamentales de semejanzas sorpren– dentes: características similares en cuanto a la llamada, respuesta, di– visión y períodos de su vida, actividad y acontecimientos principales que recogen las distintas tradiciones. Los fundadores pasan a ser «maestros» por su experiencia religiosa peculiar, que es, posteriormente, traducida en doctrina por sus discípulos. • El reformador. Surge en las épocas de decadencia como líder re– ligioso difícil de clasificar. No se considera de la talla del fundador. Su carisma es variado. Se presentan como genios de devoción, maestros, predicadores, videntes, personas de talento. Introducen en la religión ya existente nuevas energías, re-viviendo, re-descubriendo la primera ex– periencia, cuyo resultante es la vida de un nuevo grupo reformado. Los reformadores construyen sobre los restos de fundaciones anteriores, imprimiéndoles una nueva orientación. Estos dirigentes religiosos apa– recen en la historia del cristianismo y de otras religiones. • El profeta. Es una autoridad religiosa no .reservada al A.T., sino universal; aparece en la mayoría de las civilizaciones .. Su carisma impli- 115

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