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necesidades? ¿Contribuye el fenómeno religioso a la supervivencia de la estructura de la sociedad humana? ¿Qué interrelación estructural ma– nifiesta con el resto de las instituciones sociales y valores sociales, como la familia, y sus distintos modelos, organización política, o gobierno, social, económica... , con la estructura social? Como puede apreciarse, el problema es complejo. Los autores sue– len distinguir tres clases de funciones: positivas, negativas e indiferen– tes. Las positivas se refieren a las funciones integradoras o funcionales, las negativas a la desintegración o dis-funcionales. Las indiferentes, están dependiendo el.e ciertas circunstancias. Y en cada una de ellas suelen distinguirse las manifestaciones ma– nifiestas o latentes. Comprenderían el siguiente cuadro: Funciones positivas manifiestas-latentes Negativas manifiestas-latentes Indiferentes manifiestas-latentes El precisar cuáles son dichas funciones resulta un problema comple– jo, porque dependerá, en ocasiones, de la perspectiva que se tome en cuenta. No obstante, podemos ofrecer unas líneas generales de interpre– tación funcional-disfuncional de la religión. Y sin tratar, por supuesto, de emitir juicios de valor sobre las mismas. • La religión parece cumplir una función integradora. Como hemos visto, la experiencia religiosa, que lleva connaturalmente a compartirse y a asociarse, tiende, también, por su propia naturaleza a expresarse en la doctrina religiosa, en el culto y las acciones éticas. En razón de estas expresiones, la religión cumple ciertas funciones sociales integradoras que indicamos a continuación: 106 - poder integrador de la doctrina. La religión ofrece un esquema de valores comunes exigidos por una sociedad ordenada, creando confesiones de fe y credos destinados, desde la función social, a fomentar la solidaridad e integración de los miembros y a la re– ducción de conflictos nacidos de ciertas frustraciones humanas -materiales, sociales y afectivas-, ofreciendo respuestas existen– ciales coherentes a los mismos. Los credos religiosos, que comen– zaron por ser un medio para la fe común, evolucionan, luego, en normas de fe contra los herejes, constituyéndose, por fin, en nor– mas de doctrina -ortodoxia- que unifican a los creyentes y con– solidan la unidad entre ellos; - poder integrador del culto. La actividad intelectual en torno a la doctrina puede llevar a la diferenciación, e incluso al aislamiento en los grupos religiosos. Los actos de culto, en cambio, ofrecen un apoyo emocional a los valores fundamentales de la sociedad, me-
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