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la causa primera de las demás causas, se basa en el mismo con– cepto por el que quedará definida su perfección simpliciter, que lo distinguirá de cualquier otra causa, trascendiéndola infinitamen– te s1. Y, en fin, la misma designación de Dios como persona, S. Bue– naventura la basa en este concepto 82 • Queda así todo su pensamiento razonado sobre Dios pendien– te de este concepto, consagrado por S. Anselmo. Tal es la preemi– nencia concedida en el pensamiento bonaventuriano a esta com– munis aními conceptio, que pasa a ser principio-fuerza de su con– cepción sobre Dios. Este común modo de sentir expresa, en lenguaje sencillo y fa– miliar al hombre, lo que en lenguaje más depuradamente filosófico expresamos con el término trascendencia. Dios se presenta al es– píritu humano con tal fuerza de nobleza, de superioridad ontológi– ca, que trasciende cualquier afirmación que sobre El hagamos. So– lamente Dios es "id quo maius excogitari nequit". Las demás rea– lidades permanecen siempre en plano infinitamente inferior, cate– gorial, por lo que pueden ser definidas, expresadas y traducidas en categorías puramente humanas. Dios, por el contrario, trasciende cualquier afirmación humana 81. "Similiter simplex esse est simpliciter perfectum esse: ergo est quo nihil intelligitur melius. Unde Deus non Potest cogitari non esse, ut probat Anselmus" (Hexaem., coll. 5, n. 31: V, 359b). 82. "Persona nominat mihi ultimum in genere rationalis naturae; sed rationalis sive intellectualis natura est nobilior ínter creata, et rur– sus, ultimum in illa est completissimum, quia ei nulla potest fieri addi– tio: ergo si quidquid completionis est, ponendum est in Deo propriissime, patet etc." (I Sent., d.23, a.l, q.l, f.3: I, 405a-b). Creemos que el influjo anselmiano en S. Buenaventura no puede relegarse, esencialmente, al te– ma del conocimiento de Dios, como parece concluir Bougerol: "Le pro– bleme essentiel sur lequel l'influence d'Anselme sur Saint Bonaventure parait capital est celui de la connaissance de Dieu" (op. cit•, p. 73). Más bien estamos de acuerdo con las conclusiones de Z. van de Woestyne: la hoy llamada teodicea sigue fundamentalmente la orientación anselmiana, tanto en el tema de la existencia de Dios y su conocimiento por el hom– bre, como en el de su esencia. Todo el Monologion, calificado por Woestyne de "tractatus de summa essentia seu substantia" (De índole anselmiana Theodiceae s. Bonaventurae, en Anton. 1 (1926) 184), no es sino una me– ditatio sobre la esencia y propiedades de la divinidad en la que ocupa un puesto central dicho concepto. S. Anselmo confiesa su fidelidad a S. Agustín (op. cit., ed. cit., p. 8, nota 45). Los capítulos 1.4.6.16 no son sino una aplicación, cada vez más elevada, del mismo principio (Ibid., pp. 15. 17.30-31). Sigue la misma orientación en el Proslouion (c. 2.3.4.5.14.15) y en el Quid ad haec respondeat editor ipsius libelli (loe. cit., I. pp. 130-139). Para este tema, cfr. bibliografía indicada en la nota 40. -56-
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