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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 83 logia general, neutra e indiferente, no tenía razón ni pleno sentido en sí misma, sino que había que descubrir o hallar la conexión entre los rasgos, algo a lo que él denominó «situación vital peculiar», porque «la vida del hombre no podría ser comprendida sino mediante estas formas de la misma que son las situaciones» 2 14 • Pero ello iba a implicar la superación del plano psicológico empírico de la psicofísica y fijarse en el carácter histórico del objeto de la psicología, es decir, la psicología entraba en íntima relación con la historicidad esencial del hombre. No se trataba, pues, de una psicología general que luego se diferenciaba al aplicarla a las diversas edades o períodos de la vida humana, sino de que la vida humana tiene una estructura que varía históricamente. Así quedaba incorporado a la psicología el descubrimiento que había hecho la filosofía moderna: la historicidad esencial del hombre 215, El otro motivo se refiere al fin que quería alcanzar con Psicología de las Situaciones Vitales dentro del campo filosófico y psicológico. En la «In– troducción» a la primera edición escribía E. Nícol que esta obra era «el bosquejo de una teoría de las situaciones vitales como fundamento filosófico de la psicología» 216. · El se propuso como meta concreta estudiar «todo lo que pueda decirse sobre la experiencia que el hombre hace de su propia vida» 217 . Y este am– plísimo campo es, para él, «psicología», considerando un problema secun– dario situar o clasificar tal saber entre las ciencias humanas o del espíritu. Su psicología quiere ser continuidad de lo que tradicionalmente se ha llamado «saber del hombre», problema permanente en la historia del pensamiento occidental. Tal «saber del hombre» ha tenido variaciones en su nombre como ciencia (antropología, psicología) o en el contenido específico (psicología me– tafísica, psicología científica). Ultimamente se denominaría «antropología filosófica» 218 • E. Nícol muestra su inicial desacuerdo con las antropologías filosóficas modernas que se han limitado al empleo de métodos filosóficos (como el fenomenológico) para tratar o iluminar problemas psicológicos. Su meta es distinta, porque «el propósito de una antropología filosófica es el de plan– tear y resolver el problema de la idea del hombre. Es decir, el problema de lo que es el hombre y . de lo que su vida es» 2 1 9. Insiste en la necesidad de un fundamento doctrinal antropol6gico, de 214 PSV 30. 215 PSV 29-30. 216 PSV 30-31. En el prólogo a la segunda edición de esta obra abundando en la misma i?ea, escribe estas palabras: «Esta obra si se quiere, condene' el plan teórico de una ps}cología nueva que se ha desarrollado, paradójicamente en la dirección de una filosofía sin llegar a constituir en efecto una psicología positiva» (PSV 19). Esta psicología sería una «filosofía» por crnmto «la comprensi6n de un hombre se funda en la comprensión de lo humano» (VH 192). Cf. también PSV 116. 217 PSV 28. 218 VH 197. 219 VH 195.
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