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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 65 en el fondo expresa la seguridad de que es imposible responder a la pregunta por el Ser, ya que no tiene razón de ser; es intrínseca necesidad. Por eso, nuestra razón debe, sin más, aceptarlo y partir del mismo: «Acaso sea imposible dar una respuesta a esta pregunta que interroga por el 5er. Acaso exceda los límites de la filosofía. Puede pensarse que la comprensión final del ser dependa de la comprensión de la nada; y si la nada es misterio, también lo es el ser. El ser y la nada son inefa– bles. Del ser sabemos que es, porque lo conocemos bajo la especie única y patente de la presencia: 't'O óu, el ente, el existente, en la plenitud de su realidad. Pero no sabemos qué sea, "tl ecnl, en qué consiste esto de ser. Para saberlo finalmente, debiéramos conocer su origen y des– velar el secreto de una nada original. La confesión de la impotencia de la filosofía frente al problema del ser en cuanto tal, la ofrece ella misma sin saberlo, al implicar tradicionalmente en este problema el problema de los orígenes» 148. Fue con Aristóteles cuando la metafísica quedó configurada como ciencia primera que estudia el ser en cuanto ser. Y toda la tradición ha mantenido como propio de la metafísica tal conocimiento supremo del Ser. Pero, llama– tivamente, la metafísica no ha logrado constituirse como tal ciencia, ya que no ha logrado dar razón y explicar en qué consiste el Ser. Y, planteada la cuestión, la especulación filosófica se desvió por un doble camino: 1) La teología: en donde se dilucidaba cuál era el principio y causa suprema de lo exisitente. 2) La ciencia o las ciencias segundas: pues se trataba de examinar la constitución de los entes, la existencia misma. En ambos casos, la metafísica no logró aclararse qué fuera el Ser, el más universal de todos los conceptos, sin límite alguno que lo circunsncri– biera, relacionado consigo mismo en una absoluta soledad 149 • Por eso con– cluye E. Nícol: «El ser no tiene razón de ser. Sólo podemos interrogar sobre la razón de ser de algo que no posea intrínsecamente necesidad. El absoluto no demanda ni admite justificaciones; no tiene causa, ni origen, ni fin: su razón de ser está en su misma presencia eterna, en la imposibilidad de una alternativa que sería el no ser absoluto» 150 • b) CRITICA DE LA FUNDAMENTACION DUAL DE LA METAFISICA Sin embargo, la historia de la filosofía guarda el esfuerzo, desesperado, por encontrar 1espuesta a la pregunta por el Ser y su encadenamiento con la cuestión de la Nada, problema en el que se intentaba una solución verda– deramente omológica queriendo superar las dos desviaciones que se habían 148 HE 12; cf. he 17; 'Fenomenología y dialéctica', en Diánoia (1973) 59. 149 me 21. También ME 28-29, 39. Unas breves indicaciones sobre el objeto de la metafísica a lo largo de la historia pueden verse en ME 28-41 y me 24-28. 150 me 23.

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