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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 61 ser, dejará de ser. En este punto se manifiestan dos presencias del no-ser en los entes: Potencia del no original o poder-no-haber-sido. Impotencia correlativa o imposibilidad de evitar el no-ser final. 5) El ente es cambiante: es decir, está en conexi6n con el tiempo. Y aquí aparece otra forma, la tercera, del no-ser en el .ente. Se trata de la «impotencia mediana, que es la imposibilidad de ser sin cambiar, porque el cambio ·es ser y no-ser: ir dejando de ser mientras llega el dejar-de-ser definitivo» 136. Ahora bien, si toda existencia es contingente, si carece de intrínseca necesidad, el absoluto es un requerimiento tanto l6gico como ·real, ya que «la totalidad de la. contingencia es inconcebible porque es imposible» 137. Teniendo delante los atributos del ente señalados por la metafísica tradi– cional, se pasa a ,establecer los atributos del absoluto casi como negaciones automáticas de los caracteres del ente. Y así: 1) El absoluto es mediato; lo que debe hallarse. 2) El absoluto es imperceptible; es lo inteligible. 3) El absoluto es ilimitado. Esto incluye: a') Plenitud de ser. b') Proscripci6n del cambio. 4) El absoluto no es relativo, sino que es plenamente autosúficiente. 5) El absoluto es inmutable en su mismidad sin ser afectado por el tiempo 138. De todos estos atributos, la metafísica tradicional señala, como notas decisivas, la intemporalidad y la trascendencia. Esta última impide que se pueda obtener una revelaci6n del absoluto, pues «lo puramente pensado viene a ser lo meramente pensado. F,alta algo más para que el absoluto adquiera, por así decirlo, una figura reaL Esta realidad es el nudo de la cuesti6n; porque los caracteres del absoluto lo definen en abstracto, como una necesidad racional, pero de su racio– nalidad no se desprende su existencia. La tarea de pensar el absoluto no era concluyente: había que demostrar su actualidad, después de esta– blecer a priori sus atributos» 139 • 136 ih 62 .. E. Nícol resalta la incongruencia que supone admitir que la existencia del ente está conectada con el tiempo y, al mismo tiempo, como el existente no pieroe su unidad entitativa, se le sustrae al tiempo. Así, el problema del ser y del tiempo se reconoce, pero no se resuelve (Cf. ih 66). 137 ih 62. 138 «Desde el Ser de Parménides, que se caracteriza como inm6vil (&:xlv'l"j-cov), hasta el primer motor de Aristóteles, pasando por la Idea platónica, de la que se dice que mantiene siempre su mismidad (&.Ei xa-ca -cau-ca ~xov), la metafísica ha considerado la identidad como atributo primario del absoluto» (ih 68). 139 ih 68-69. ·

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