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60 MANUEL GONZALEZ GARCIA e) EL PLANTEAMIENTO TRADICIONAL DE LA METAFISICA La metafísica, enfrentada al problema de la permanencia de las cosas en el ser y del cambio o mutación de las mismas cosas, optó, desde Parmé– nides, por el ser, por la permanencia. Todo ser poseería un centro ontológico, intemporal, recubierto por las apariencias 1 31 • Todos los entes, además, serían contingentes, limitados, relativos, finitivos, mientras que el Ser sería absoluto, ilimitado, eterno, necesario. Para establecer esta distinción entre uno y otro, la metafísica partía de unas verdades de hecho y procedía de manera racional estableciendo los atributos del ente, que se resumían en la contingencia, y los atributos del absoluto, negación de los del ente 132. Examinando los entes, se determinaba que: 1) El ente es inmediato, es decir, lo dado. Y todo lo «dado» estaría afectado por la contingencia, en cuanto que «ninguna existencia posee intrín– seca necesidad» 133. 2) El ente es perceptible, aunque su idoneidad no se revela en la mera presencia, sino en «lo puramente pensable». 3) El ente es limitado, es decir: «el ente es el mismo, pero su propia limitación lo refiere a un otro funcionalmente, y lo implica lógicamente» 134 • Por tanto, el ente no tiene en su ser la razón del ser que posee. Remite a los otros entes en tres puntos: a') El ente no se genera a sí mismo, sino que recibe el ser de otro ente, que, a su vez, es igualmente contingente. b') La limitación del ente aparece también en la «razón» de su ser que remite a otro ente, de la misma condición contingente. c') El ente es limitado en tanto que «singular», ya que implica la existencia de otros entes que lo trascienden. 4) El ente es relativo. En varias dimensiones: a') La existencia del ente es solidaria con los demás entes y, por tanto, es «pluralidad» 135. b') La existencia del ente es relativa en el sentido de in-necesaria, porque no posee en sí la razón de su existencia. c') La existencia del ente es precaria, porque, además de advenir al 131 Esta elección no fue arbitiraria, sino que se basó en un hecho de experiencia común: «Que en el universo hay permanencia y regularidad». Los filósofos, en su afán de encontrar estabilidad, concibieron «la idea de identidad y su correspondiente lógica, la univocidad· la idea de ser en sí, y la de inmortalidad; la idea de una razón pura; la idea de Dios' y la de una verdad absoluta, universal y necesaria, indiferente y eterna» (ME 172). Cf. también HE 340-41; ih 295-302, 324-28; 'Fenomenología y dialéctica', en Diánoia (1973) 40. 132 Cf. ME 171-72; me 94-95; PC 362-63. El análisis que hacemos ª. continuación, al margen de las citas concretas que aducimos, se encuentra expuesto en 1h 61 ss. 133 ih 62; cf. también 64. 134 ih 66. 135 <~El uno, como uno sólo, se puede contabilizar, pero esta soledad no es nota de la existencia» (ih 61).

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