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56 MANUEL GONZALEZ GARCIA La nueva lógica dialéctica es consecuencia de concebir el ser como dina– mismo. Para no convertirse en un caos necesita estar regido por un principio. No puede serlo el de la identidad, que se enfrentaría abiertamente y acabaría con el dinamismo de la Idea. Por eso su principio es el de la unidad de lo diverso. Mediante la contradicción (ya que es y no es al mismo tiempo), se produce el cambio y aparece el tiempo en el ser. La lógica dialéctica de Hegel expresa la forma real del proceso en su unidad 117. Hegel quiere salvar la realidad 118, que es determinación, finitud, limi– tación que deviene. No se trata de reconocer en el ente dos componentes: uno idéntico y esencial y otro apariencia! y cambiante, sino de que el cambio mismo es la sustancia del ente. «El ser del ente es Devenir. El tiempo (después del antecedente leibni– ziano) ha sido reincorporado a la médula misma del existente. Este Sein, que es da, es Sein und Zeit, es ser y tiempo ... Pero la temporalidad del Dasein no implica solamente la determinación del da, sino la contra– dicción. Este es el ser que envuelve el no ser» 11 9. Es precisamente de este ser, que es devenir, del que Hegel quiere dar razón mediante su nueva lógica dialéctica. Pero su planteamiento se mantiene en la línea tradicional de la meta– física. En ella encontramos: 1) Un punto de partida, que es el nivel de principios abstractos, de la razón especulativa, donde los principios son verdades de pura razón. 2) Un punto de llegada, que es el ente en cuya entraña se encuentran el ser y el no ser, la contradicción del devenir. 3) Una dificultad, como consecuencia de que a nivel de principios está vigente el principio de no contradicción tal como estableció Parménides. Y con tal principio ha de ser explicado el ente. Pero, si éste es contradicción (tal como aparece en el punto de llegada), no podrá ser explicado por el principio instituido en el punto de partida: el de no contradicción. De ,áhí, surgía la necesidad de reformar la razón y alcanzar una nueva lógica 120. Para salvar la realidad, Hegel cree que el devenir de los entes reales requiere una fundamentación ontológica a nivel de punto de partida, es decir, en un nivel ontológico superior al de los entes. Y aquí nuevamente Hegel es deudor de la tradición, aunque la solución que aporte sea diversa. En lugar de seguir a Heráclito, que habla de un solo absoluto, el Ser, sigue el planteamiento apriorístico de Parménides, si bien lo supera al establecer 117 Puede verse una comparación entre la dialéctica de Hegel y la de Heráclito en HE 119-23, 125-27. 118 'El absoluto negativo', en Diálogos 5 (1968) 72. 119 PC 355. 120 PC 339-40.
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