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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL b) Los PRESOCRATicos - Los filósofos milesios 47 La primera reflexión filosófica griega sobre el problema del cambio y del tiempo fue la de los milesios. Frente a una interpretación física de estos anti– guos pensadores, E. Nícol se abona decididamente por la dimensión meta- física de su pensamiento 85. . Insiste, sobre todo, en que la actitud filosófica de estos pensadores no manifiesta ·ingenuidad ninguna aunque se encuentren en los albores de la filosofía. Estaban guiados por el convencimiento de que hay un principio de unidad, si bien el dato primero sea la diversidad y el cambio. Igualmente, creían en la existencia de un principio unitario en medio de la pluralidad, algo permanente en el cambio y un principio de orden -aunque no apa– rente- en la diversidad. Había, pues, racionalidad en lo real, en los datos de la experiencia. Los milesios buscan «una naturaleza» y «un principio» que no estarían fuera ni aparte de la realidad visible, pero que tampoco fueran reducibles a dicha realidad. De aquí que su pensamiento metafísico esté «más allá» de la física, pero no de lo físico. Van a la búsqueda de un principio de orden, de la razón de la unidad, partiendo de la realidad cambiante. Por ello, E. Nícol no duda en definir esta filosofía milesia como «filosofía del deve– nir», al igual que la de Heráclito. Aunque las soluciones sean diversas. Para los milesios la multiplicidad se explica por las diversas manifestaciones de la substancia originaria, cuyas transformaciones esclarecen el cambio y la lucha de las cosas 86. El devenir era un dato ya presente con anterioridad a la reflexión filo– sófica milesia. Lo que configura esta filosofía es su decidida actitud de partir de lo concreto, explicar las cosas por las cosas mismas 87 • Y lo hacen me– diante la categoría de «physis»: «El problema era, entonces, determinar qué era aquello de que todas las cosas estaban hechas, es decir, la cpú1n<; de todo lo que es: la natu– raleza o substancia primordial y fundamental. El supuesto radical de esta especulación era el afán humano, y muy particularmente helénico, de encontrar el principio de unidad de lo diverso; de formular la idea de un algo a lo que pudiese referirse todo, primero por el origen --con lo cual se unificaría y racionalizaría el cambio de las cosas-, y segundo por su substancia o modo de ser -con lo cual se explicaría el estado 85 E. Nícol cree que si no se califica de «metafísico» el pensamiento milesio, se debe a creer que la metafísica haya nacido con Parménides. La «física» milesia es meta– física en• cuanto tiene una teoría del Ser: busca el principio, aquello de lo que están hechas todas las cosas, que no es una realidad aparte ni se identifica con la realidad. En este punto, E. Nícol no hace sino continuar las opiniones de H.egel o Heidegger (d. PC 372-76; ih 315-16). 86 IH 237; 'El absoluto negativo', en Diálagas 5 (1968) 63. 87 Cf. PC 393. También 100, 390-93; 'Los conceptos de espacio y tiempo en la filosofía griega', en Diánoia (1955} 145-50; IH 233.

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