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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 41 exactas. Situada la filosofía «sub specie aeternitatis>>, «cada sistema era, no sólo independiente de los demás, sino que pretendía excluirlos a todos, sin que esta pretensión pudiera justificarse, de manera positiva, con ninguna verificación» 56. Con todo, la filosofía ya había empezado a sufrir críticas que apuntaban, por ejemplo, a su propia incapacidad interna de renovación, unida, al mismo tiempo, a una discordante pluralidad de sistemas metafísicos 57, O al aban– dono práctico de la metafísica, a la que nadie acudía para solucionar ningún problema, depreciándose de tal manera el propio nombre de metafísica que se usaba «para denominar toda suerte de especulaciones que rebasan el ám– bito de la ciencia», particularmente si se trataba de temas abstractos 58, Pero hay más. Pues la filosofía también hizo su personal descubrimiento de la historicidad. Esta no consistiría en la simple sucesión de sistemas, teorías o ideas filosóficas personales. Una concepción semejante de la histo– ricidad de la filosofía se apoyaría en la historia externa, en una serie discon– tinua histórica, de la que estaría ausente la tradición. Tampoco podría expli– carse la historicidad de la filosofía como si cada sistema filosófico fuera la expresión de una situación histórica, pues se anularía la verdad absoluta de la filosofía al depender de la situación y ser expresión subjetiva de la misma. La historicidad, para la filosofía, consistiría en haber tomado conciencia de que es una propiedad constitutiva del hombre, y, consiguientemente, una propiedad esencial de la verdad filosófica 5 0. Con tal descubrimiento entraba en crisis, de manera particular, la pre– tendida ambición de la filosofía de poseer un carácter absoluto. Como consecuencia de esta situación, surgieron algunos sistemas filo– sóficos como actitudes compensatorios de la crisis. Tal es el caso del prag– matismo o del subjetivismo 60 y las formas escépticas del vitalismo y el pers– pectivismo 6 1 • 56 PC 31. 57 PC 23-24. 58 PC 397. Cf, también ME 21. «It is a discredited word», escribe en 'The retum to Metaphysics', en Philosophy and Phenomenologica/, Research 22 (1961-62) 27. 59 Cf. 'Diánoia y diálogo. Veinte años después', en Diánoia (1974) 6; 'Historicidad y trascendencia de la verdad filosófica', en Proceedings of the Seventh Inter-American Congress of Philosophy (Québec 1967) 94; 'Verdad y Expresión', en Revue Internationa/,e de Philosophie 16 (1%2) 3-39; ME 18-23; PC 31-32; VH 300-1; 'Diálogo de filosofía entre el autor y el crítico', en Filosofía y Letras 22 (1951) 159-61; IH 16-17, 21; etc. 60 Cf. 'Verdad y Expresión', en Revue Internationa/,e de Philosophie 16 (1962) 29; 'Diánoia y diálogo. Veinte años después', en Diánoia (1974) 7. 61 En todas estas corrientes filosóficas se afirma, de una u otra manera, que la relación verdad-tiempo ha sumido a la primera en un proceso irracional Y, por ello, la ha colocado «irremisiblemente en la confusión de las arbitrariedades subjetivas, las con– veniencias vitales primarias, la mutación de las perspectivas, o el azar de las ocurrencias personales» (PC 53). 4
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